5 de mayo de 2006

Días de encierro



Apenas salgo de mis cuatro paredes en los últimos días; a la pronta llegada de los exámenes se suma ahora el tiempo atmosférico, con el cielo gris plomizo y repleto de brumas, lluvia y, a veces, visiones fugaces de nuestra amarilla estrella.

De hecho, alabo al divino por traer estos malos ambientes; de mostrarse un cielo azul con bellos cirros seguramente me costaría mucho más pasarme tantas horas detrás de los libros y el resultado de las pruebas serían mucho peores.

Pese a los días que restan para los controles, lo cierto es que me juego mucho en ellos, y no puedo arriesgar. De ahí que en las próximas jornadas declinaré amablemente la invitación constante del blog con sus cantos de sirena e intentaré dedicarme por completo (bueno, no por completo, sería una forma de morir...) al estudio en pos del saber mediocre (porque me aportará mucho más de lo que ahora sé) y del aprobado, que me puede abrir las puertas, como dije otro día, a una serie de conocimientos y recursos que ahora desconozco por completo.

Tras esto, si todo marcha bien, nacerá otro periodo de trabajo, largo, duro e ininterrumpido, hasta el fin del verano. Más tarde, de nuevo a los estudios, entonces sí verdaderamente importantes. Y más allá, aún envuelto por el halo del misterio del futuro remoto, puede tener hacerse realidad uno de mis más ansiados sueños.

Pero esto ya vendrá. De momento, lo que he de hacer es seguir aquí, entre el escritorio, la cama y los montones de libros. Con el tiempo suficiente, regresarán las horas de Cosmos, exploración y libertad. Para que ello sea posible, ahora hay que sacrificar.