21 de abril de 2006

Antes del inicio



¿Qué había antes del nacimiento del Cosmos? ¿Hay alguna manera de saberlo? Por definición, con antelación al Big Bang, simplemente, no había nada. Si el Big Bang marca el inicio de la materia, del espacio y el tiempo, entonces previo a él sólo existía la nada, el no ser, la no presencia. Es decir, no había absolutamente nada que escuchar, ver u oir.

La ciencia nos revela qué sucedió justo una fracción millonésima de segundo después del inicio; para dilucidar lo que pasó antes, tan sólo nos sirve la inspiración, la instrospección y, quizá, la magia, el arte o la reflexión filosófica más ardiente y alejada del racionalismo convencional.

Entramos en el terreno de la metafísica exacerbada, de las especulaciones fantásticas, y es un terreno movedizo, irregular y desesperante. Si Dios hizo al Cosmos, ¿dejó pruebas de lo que existía antaño a esta creación? ¿Podemos alcanzar algún saber acerca de la nada, o estamos destinados a mantener nuestra ignorancia al respecto durante la eternidad? ¿No estaremos, al hacernos estas preguntas, acercándonos a la mente del Creador, a sus porqués? Si no había nada con anterioridad al Big Bang, ¿por qué tuvo que hacer un inicio, por qué no existe el Universo desde siempre? ¿No es acaso el principio un signo claro de que hay una intención, una motivación de que la consciencia y la inteligencia se pregunte acerca de su propia esencia? Un Universo eterno no requiere un inicio, un punto de partida; pero un Big Bang, un instante tras el cual se crea la materia y el espacio-tiempo, ¿no sugiere la existencia de la Voluntad?

Tal vez este Universo sea uno más dentro de muchos (o infinitos), creándose y destruyéndose sin cesar a lo largo de incontables eones. Quizá vivimos en un Universo destinado a desaparecer algún día en un Gran Colapso, para después renacer con nuevas condiciones físicas, en las que la vida posiblemente no tenga lugar o sea algo tan sublime que lo conocido hoy en la Tierra parezca insignificante y estéril. Quizá el destino de estos multi-universos sea la de una continua creación y destrucción, sin inicio ni fin reales, tan sólo una infinita sucesión de nacimientos y muertes.

Tales posibilidades son, a un tiempo, abrumadoras y fascinantes. Lo raro, lo sorprendente, lo que aún extraña más, es que seres tan poco privilegiados como nosotros seamos siquiera capaces de imaginarlas.