28 de mayo de 2007
Cambio Radical
Lo necesitamos. Y tanto.
Lo queremos, lo deseamos. Por supuesto.
No somos nada si somos como somos. Hay que cambiar.
Pero no queremos un cambio radical. En absoluto.
Aspiramos a cambiar lo que se ve, lo palpable, nada más.
Cambiemos de traje, de sonrisa, de busto o de nariz.
Nos gustará vernos en el espejo.
Qué a gusto nos sentiremos con nuestros nuevos cuerpos.
Y cómo disfrutaremos saliendo a la calle.
Pero el problema persistirá, y será mayor.
Destinados estamos a sufrir en el porvenir.
Porque la cirugía debería dirigirse,
no a las partes externas, sino a la materia gris.
Cirugía que arranque de raíz las ideas estúpidas,
el disparate de desear un cuerpo que no tenemos.
Cuando nuestros cuerpos sean cenizas, o quizá polvo,
puede que el espíritu aún exista, en todo lugar, en todo momento.
Pero ¿de qué servirá vivir, si no nos conocemos,
si hemos despreciado e ignorado nuestra esencia,
si hemos creído que la vida era materia, cuerpo e imagen?
Entonces aparecerán los verdaderos acomplejados,
que aspirarán a tener otro espíritu,
por medio de un cambio, ahora sí, radical.
Solo que no hallarán cirujanos para tal fin,
y errarán, aturdidos, solos y desechos,
...
hasta la muerte del espacio y el tiempo.
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