4 de diciembre de 2007

Espíritu en cueros

Imagina todo lo que posees o es tuyo. Todo lo que te has comprado, te han regalado u ofrecido. Todo aquello que está fuera de ti y que sientes como parte de ti mismo. En suma, todo lo que es una creación humana. ¿Te hace feliz?

Ahora imagina que lo pierdes todo, que nada de ello sigue a tu lado cuando abres los ojos. Ni casa, ni coche, ni aparatos eléctricos o libros, dinero o ropa. Estás completamente desnudo, expuesto, te lo han robado todo. Sólo posees lo que nace de ti mismo, aquello que no puede comprarse, venderse o exhibirse a los demás. ¿Serías feliz? ¿Creerías acaso que has muerto? ¿Podrías imaginar una vida así?

El más rico es aquel que no posee nada.

3 comentarios:

AMAZONA DEL DESIERTO dijo...

Jejeje, de vez en cuando, te lo creas o no, me siento de esta manera. Vivo en un estado nomádico casi permanente. He cambiado de piso cinco veces en dos años, e incluso he pasado largas temporadas vagando por albergues, tiendas de campaña y casas de otra gente. Y créeme, no me sentía para nada peor que ahora que tengo una habitación donde dormir cada noche. Supongo que nuestro estado de ánimo depende de nosotros mismos, de nuestros logros y nuestros fracasos. Y lo demás, es superfluo.
Encantada de conocerte,
Naiara

elHermitaño dijo...

Sé bienvenida, Naiara:

Ese "estado nomádico" del que hablas es el que tengo previsto llevar a término dentro de poco. He pasado mucho tiempo, ya demasiado, entre el cemento y el cristal de la ciudad. Va siendo hora de que regrese el espíritu del trotamundos... :)

Suerte con tu naciente blog.

Saludos.

francisco m. ortega dijo...

Discrepo del axiona aunque supongo que el no poseer nada es referido a lo material. Todos tenemos algo, incluso aunque seamos un despojo humano nos tenemos a nosotros mismos, un cuerpo aunque famélico, sueños aunque materiales, un ocaso, algunos recuerdos.

Por otra parte quién puede ser feliz con una condena a muerte desde que nace o con todo el dolor que hay en el mundo.

Es cierto que no es más dichoso el que más tiene sino aquel otro que disfruta de lo que tiene a su alcance por poco que sea. El problema está en que desde pequeños nos adiestran para consumir y desear.