26 de febrero de 2009
El destino del héroe
"Tu deber auténtico es irte de la comunidad para encontrar tu bienaventuranza. La sociedad es el enemigo cuando impone sus estructuras sobre el individuo. Sobre el dragón hay muchas escamas. Todas ellas dicen “debes”. Mata al dragón “Debes”.
[...]
Rebelarse es seguir la huella de su bienaventuranza, abandonar la casa, empezar la jornada del héroe, seguir su bienaventuranza. Te sacas de encima el ayer, como la serpiente su piel. Sigue tu bienaventuranza. La vida heroica es vivir la aventura individual".
Joseph Campbell, "Reflexiones sobre la vida", Ed. Emecé, 2001.
(Fotografía de Tunç Tezel)
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4 comentarios:
Me pregunto alguna vez si habrá alguna aventura que no sea individual.
Servidora es una mujer que necesita mucho tiempo en soledad para luego poder estar en la sociedad (de la misma manera que supongo que hay gente que necesita estar mucho tiempo en la sociedad para poder estar un ratito sola).
Valoro algunas cosas que se hacen en colectividad, como por ejemplo las cadenas para apagar incendios con cubos o desescombrar una casa derruída. Cantar en coro (siempre que el director o directora no sea un maníaco de eso, la dirección) es una placer que no tiene nada que desear al de cantar en solitario.
Y en eso estamos, Hermitaño, entre el cielo y el suelo.
Así es, amiga Marta. Hay que saber estar solo, porque ello nos ayuda cuando estamos en compañía; y viceversa, la vida en común, arropados con otros, nos estimula y enriquece en cada momento que pasamos sin nadie a nuestro lado. No sólo porque sea útil, sino porque nos facilita ser aún más humanos. La virtud del término medio, como decía Aristóteles (o mejor dicho, el término medio es la virtud...ya no ruedo bien a estas horas...:))
Lo que sucede es que este lugar (este blog) posee una idisincrasia muy marcada... no voy nunca a promulgar la sociabilidad, ni las compañías convencionales en entornos convencionales (discotecas, por ejemplo). Y no tanto porque yo no las sigo, sino porque ya poseen su cuota de popularidad, y están bien vistas y son muy seguidas en todas partes. Tengo que ofrecer la alternativa, la otra mejilla, aun a riesgo de ser plomizo, pesado o inaguantable a base de repeticiones inteminables de lo mismo...
Aquí (en este blog) se aprecia el silencio, la soledad, la independencia y la cultura, así como la aventura del día a día y el amor a lo que nos rodea. Aprecio la compañía, desde luego, pero en la escuela nunca hemos aprendido a hacer nada en soledad (o en silencio); todo siempre todos juntos. Lo cual está bien, aunque sería deseable, como me mencionaba un amigo hace unos días, que hubiese algo así como "una asignatura sobre el silencio", para que le perdiéramos el miedo, y lo valoráramos como se merece. También debería haber una asignatura sobre la soledad, sobre lo que de bueno nos aporta, huyendo siempre de extremos innecesarios, y perjudiciales.
Hay que tratar de lograr el equilibrio en la balanza, la libra, en definitiva. El cielo y el suelo, como bien dices. A ver si lo podemos conseguir.
Un abrazo, amiga, y gracias por tus palabras.
La soledad deseada se abraza cual mantita de bebé. Es aterciopelada, cálida...
Nos sirve para oir nuestros pensamientos y ver nuestro "corazón".
Para conocerse uno mismo necesita la introspección, pero sin la soledad no se puede hacer esta introducción a nuestra alma.
El ser humano es un animal social por naturaleza, pero también es un ser introspectivo.
Sin llegar al esceso que planteaba Asimov en su libro "El sol desnudo", pero necesitamos vivir un poco en soledad.
Lo malo es cuando la soledad es impuesta. Esa si que es mala, mala de necesidad, dura, agobiante, fria.
Besicos
Suscribo cada palabra, wivith. Sin embargo, incluso cuando el estar solo no es un estado deseado, sino debido a las circunstancias, incluso entonces podemos sacarle partido. Es más, diría que justamente entonces es cuando es más "verdadera" la soledad, cuando más rica y más provechosa, aunque esto, visto como lo veo desde fuera (pues en mi caso toda soledad es buscada y deseada), sea tendencioso.
Si no tenemos compañía fuera de nosotros, lo mejor es buscarla en el interior. Así jamás estaremos solos. Esto es tan evidente que hasta me cansa escribirlo. Sin embargo, cuando uno se tiene (y se siente) a sí mismo, es indestructible, invencible. No hay soledad, ni desgracia, que pueda con él. Uno se hace fuerte consigo mismo, justo lo que tratan de evitar estados, grupos de presión y estamentos sociales, aunque proclamen lo contrario.
No obstante, y esto creo que ya no es tan evidente, Uno-con-uno-mismo no necesita mucho de lo que nos venden como necesario hoy en día para lograr el bienestar. Entonces buena parte de la estructura de la sociedad (desde las compras abusivas en comercios hasta los bancos, desde las adquisiciones materiales hasta la educación) puede irse al garete.
Uno-con-uno-mismo es una fuerza inmensa. Invencible tal vez, en efecto. Y esto, desde luego, resulta extremadamente peligroso.
Abrazos, buena amiga, y gracias por ser "una de nosotros"...:)
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