3 de mayo de 2013
Locuras
Y, todo ello, ¿por qué?
1.240 kilómetros. Ocho días. Doscientas monedas en carburante. Atravesar el país hasta llegar a 'otro', que lame las orillas del Cantábrico. Abandonar encantandores bebés de once meses, gatas parturientas, terruños que requieren manos y amor, amigos del alma y la apreciada familia. Y, ¿por qué?
Ocho días calles arriba calles abajo en un pueblo de veinte mil habitantes del que no conozco nada; ni a nadie. Buscando algo que quizá ni allí esté; o, si está, puede no aparecer nunca. Mil millones de coincidencias imposibles van en mi contra. Juego con desventaja; mas cuento con mis fuerzas y con algún guiño inesperado del destino, pues éste siempre ayuda a los locos... Y, ¿por qué?
Ocho días como un forastero en tierra extraña, desgastando suelas, abriéndose ampollas, agotándose las energías. Bajo la lluvia, bajo el sol, a merced de tormentas y ventiscas. Y, ¿por qué?
Ocho días de esperanzas y frustraciones, de deseos y realidad, de corazones ansiosos y razones frías, insensibles, que repiten el cántico acusador, ese "Ya te lo dije, era imposible... Has perdido el juicio". Así que, todo ello, ¿por qué?
Muy simple:
Por ella...
(Imagen: El Hermitaño)
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2 comentarios:
No fue en vano. Nunca lo es...
Gracias.. quizá tengas razón.
Un saludo.
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