Llega la primavera. La tierra
reclama manos, azadas, surcos, plantas... vida nueva que la preñe, dando luz a
sencillos tesoros para paladares no muy exigentes pero que saben, eso sí,
apreciar lo que de ella brota.
La higuera, ahora pelada aunque
con las primerizas hojas del nuevo ciclo, llenará su copa de verde. Y, la
fruta, empezará a tomar cuerpo, dulcificando el ambiente. Sonará todo esto muy
cursi, sí, pero, quien vive bajo la sombra de la higuera en verano, o quien se
sienta bajo sus ramas peladas en invierno, tomando el bajo sol en el horizonte,
sabe de lo que hablo.
Cómo pasa el tiempo, cachis.
(Imagen: El Hermitaño)
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