15 de octubre de 2006
Frágil Tierra
Vista así, desde 900 millones de kilómetros de distancia por la cámara de la sonda espacial Cassini (en estos momentos orbitando el sistema de Saturno), nuestra Tierra parece más frágil que nunca. La maltratamos continuamente, esquilmamos su superficie y sus recursos en busca de nuestra mayor comodidad o, simplemente, a raíz de nuestros avariciosos y despreciables negocios. Le debemos la vida y la de todos los que nos importan, y sin embargo, continuamos macerando su rostro, su esencia, y levantamos los hombros en señal de indiferencia al finalizar el trabajo.
Estamos despreciando nuestros orígenes, pero nos importa poco: sólo cuenta el ahora, el beneficio inmediato. El mañana o el futuro son entes difusos, de modo que aprovechemos la ocasión y ganemos hoy rápido, aunque ello suponga violar la tierra cósmica, creada de material de supernovas hace miles de millones de años. Nos importa un cuerno saber todo esto: las ideas no alimentan el cuerpo, y no nos ofrecen rentabilidad y ganancias netas; tan sólo sirven para incubar rabia e impotencia. En el fondo, es casi mejor dejarse llevar y llenar la mente de sucios seriales y maniatados informativos: lo esencial, el daño a nuestra madre, sigue estando en el anonimato, a nadie le importa, nadie hace nada.
Hay quienes creen que el cambio climático, creado por el hombre tecnológico, es el responsable de que nuestra Tierra sufra; señores, el cambio climático difundido a través de los grandes medios es pura invención, una tapadera para evitar que alguien saque a relucir las formas vergonzantes y cafres de los promotores inmobiliarios, una forma de desviar la atención, de echar una culpa generalizada a las grandes potencias cuando, en realidad, los responsables de la masacre a nuestro mundo radican en simples despachos y oficinas, viendo planos de arquitectos y decidiendo el futuro de una comarca, de un pueblo o de toda una cultura. Se ha creado un fantasma para rehusar culpar a quienes más daño real han hecho: lo peor no es que se haya llevado a cabo esto, sino que mucha gente se lo cree.
Puede que exista tal cambio climático, puede que el clima haya realizado una pirueta en las últimas décadas e inicie un periodo de calentamiento (aunque los datos "objetivos" no apuntan sólo en este sentido), pero no se trata de eso: lo que importa es la información que se ofrece, esa insistencia asquerosa en el tema como si todo fuese causa de un aumento de temperatura. Hace falta gente que diga qué es verdad y qué no, brindando a la población datos reales y no manipulados, porque se trata de un tema que va más allá de la pura trascendencia climática.
Hay que cuidar a la Tierra, esa mancha de luz vista a través de la sonda Cassini desde una distancia inimaginable, pero también debemos mantenernos inflexivos delante del sensacionalismo de ecologistas y de cierto sector científico: hay que examinarlo todo con espíritu crítico. No nos dejemos embaucar por la propaganda, porque sino, quizá estemos haciendo un daño aún mayor a nuestro precioso y frágil planeta.
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