30 de septiembre de 2005

Donde nacerán los gigantes



Gas y polvo cósmico se unen en IC 1396, nebulosa de emisión en la constelación de Cefeo, para formar posiblemente astros masivos que nacerán dentro de algunos millones de años.

Esta nebulosa es dificil de ver porque es bastante extensa y su brillo queda difuminado, pero en lugares oscuros, donde la polución atmosférica es menor, cabe la posibilidad incluso de poder verse con prismáticos.

El color rojo intenso es debido al brillo del gas hidrógeno excitado, y la imagen abarca 20 años luz de extremo a extremo. IC 1396, a 2.000 años luz de distancia, es conocida como "nebulosa Granate", por motivos bastante evidentes. Las columnas de gas, a modo de manchas de tinta, quizá conserven en su interior protoestrellas, aún bebés estelares, que poco a poco irán desplazándose de un lugar a otro del Cosmos, inciando así su recorrido por el espacio interestelar. Hace 5.000 millones de años, quizá nuestro Sol se forjó en nubes de gas similares.

Es decir, quizá entre esos jirones de gas haya la semilla de una futura civilización inteligente. Y todo nace por una simple combinación de materia gaseosa. ¿Alguien se ha parado a pensar en la grandeza de este hecho?

29 de septiembre de 2005

Plutón y un místico llamado Holst

Gustav Holst nació en 1874 en Inglaterra, y desde joven sintió fascinación por lo oculto, el folklore inglés, y el misticismo. En 1917 se estrenó una suite que iba a hacerle famoso y cuya trascendencia supera el mundo de la música: "Los planetas".

Dado que en 1917 sólo se conocían la existencia de ocho planetas en el sistema solar (de Mercurio a Neptuno), Holst compuso un movimiento para cada uno de ellos (exceptuando la Tierra). Esta suite es una de las obras de música clásica que más tempranamente escuché, y de ella guardo un recuerdo especial. En este caso me llamó la atención que un artista decidiera dar música al Cosmos, dotarlo de sonoridad, experimentar, aunque fuera de manera personal y subjetiva, cuál debería ser la música que emergiera de esos lejanos mundos. El resultado es sorprendente, extraordinario, y pese a que quizá los críticos y expertos musicales puedan ponerle trabas y objecciones, para mí es una de las obras más conseguidas de todos los tiempos. Dada mi pasión por la astronomía, quizá no soy del todo imparcial.

El caso es que en 1930, el 18 de febrero exactamente (justo 50 años después nacía un servidor, casualidades de la vida...) se descubrió el noveno planeta del Sistema Solar, Plutón. Los astrónomos de aquella época reconocieron características extrañas en este nuevo mundo: era muy pequeño, rocoso, tenía una órbita muy irregular y, además, había un enorme satélite que daba vueltas a su alrededor, como un hijo en torno a su padre. Nada así había en el espacio cercano conocido, pero Plutón se mantuvo como planeta, pese a sus manifiestas excentricidades.



Pero a finales del siglo XX surgieron problemas; comenzó una búsqueda exhaustiva de cuerpos parecidos a Plutón en las afueras del Sistema Solar, y en poco más de una década hemos asistido al hallazgo de mundos cada vez mayores en tamaño, hasta que sólo unos meses atrás por fin se ha detectado el primer cuerpo lejano mayor que Plutón, y se cree que pueden existir varios más aún mayores. O sea, que Plutón deja de ser un planeta, porque sus características lo sitúan más bien como planetoide, o como un cometa gigantesco aún hibernando, quién sabe, pero lo que está muy claro es que no podemos darle el nombre de planeta a cada cuerpo nuevo parecido a Plutón que se descubra a partir de ahora. Cierto que los límites y la definición de planeta es más que discutible, pero es necesario rebajar a Plutón, no queda alternativa. Había presiones por parte del cierto sector estadounidense, que pedía mantener el status planetario de Plutón a toda costa, dado que ha sido el único planeta descubierto por un estadounidense (Clyde Tombaugh (1906-1999)). Pero esto es una soberana tontería; el patriotismo, cuando hablamos de temas cósmicos, es igual de ridículo que comunicarnos con el lenguaje de signos con un murciélago.

Hubo un compositor que añadió el movimiento "Plutón" a la suite de Holst, obviamente después de haber sido descubierto el planeta (quiero decir, el planetoide...). La historia ha querido, paradójicamente, y en el 75 aniversario del hallazgo de Plutón, que no sea necesario este superfluo suplemento musical. La suite original de Holst, sin Plutón, es efectivamente la música que nos transporta a todos los verdaderos planetas del Sistema Solar, ni uno más ni uno menos. ¿Sabría el ocultista Holst esto y por tal motivo compuso su obra con sólo siete movimientos? ¿O es sólo una casualidad?

En cualquier caso, lo que vale en esta historia es aquello que perdura; ahí tenéis los 55 minutos de "Los planetas" para dejar volar la imaginación mientras os adentráis en las tenebrosas y profundas aguas del espacio interplanetario. Buen viaje!.

26 de septiembre de 2005

A una semana del gran espectáculo



Este año la Providencia ha querido brindarnos la oportunidad, casi única, de poder ver un eclipse anular de Sol. El lunes próximo, día 3 de octubre, siempre y cuando la meteorología nos lo permita, una buena parte de España va a poder ver un siempre sorprendente eclipse parcial de Sol. Y una región concreta, y no precisamente poco poblada, podrá disfrutar de un eclipse anular. En efecto, la línea de la centralidad pasa por ciudades tan populosas como Pontevedra, Madrid... o Gandía.

Así es, los pobladores de la Safor hemos sido agraciados y seremos testigos de algo que no se repetirá, en estas latitudes, hasta dentro de 23 años, en el 2028. De modo que aprovechemos la oportunidad. Madrid, con sus cuatro millones de habitantes, será capital por excelencia del eclipse, y también ciudades como Vigo o Salamanca van a tener la oportunidad de verlo. Sin embargo, dada la bondad general del clima mediterráneo, las mayores posibilidades de observación corresponden precisamente a nuestra zona... siempre y cuando la gota fría se olvide de nosotros el día 3 de octubre.



La diferencia fundamental entre un eclipse anular y otro total radica en las posiciones relativas del Sol y de la Luna respecto a la Tierra. En el caso del eclipse anular del próximo lunes, la Luna no ocultará totalmente al Sol porque estará a una distancia ligeramente mayor de la Tierra que cuando suceden los eclipses totales, de modo que sólo cubrirá una gran parte de él. La coincidencia asombrosa de un eclipse total es la siguiente: la Luna es 400 veces más pequeña que el Sol, pero al hallarse 400 veces más lejos en ocasiones lo oculta por completo. El 3 de octubre, la Luna tendrá un diámetro aparente de 30'10'', mientras que el del Sol será 32'01'', así pues nunca llegará a ocultarlo en su totalidad: el resultado es la fina corona luminosa que rodea a la Luna durante el eclipse anular. Si pudiéramos lanzar un imaginario cabo hasta nuestra compañera y acercarla un poquito más a nosotros, el eclipse sería total y la noche se cerniría sobre nuestras cabezas a pleno día. La Providencia, sin embargo, no nos permitirá tal medida de gracia, y tendremos que conformarnos con un eclipse anular.

Os recomiendo que si tenéis intención de observar el eclipse, os informéis bien de cuál es la mejor ubicación geográfica para hacerlo, de la hora en que tendrá lugar el acontecimiento, del material que necesitaréis y, en general, que aprendáis todo lo que podáis sobre este extraordinario fenómeno que la madre Naturaleza nos brinda sin coste alguno y por una cuestión de simple azar (o no). Un buen sitio para informaros puede ser el siguiente:

Para saber más de las características de un eclipse, con mucha información gráfica y amenas explicaciones.

Observación segura de los eclipses, donde podemos encontrar los mejores (y peores) métodos para observar el eclipse.

Estas páginas corresponden a la Agrupación Astronómica de la Safor. Obviamente, otras asociaciones tienen sus propias páginas sobre el evento, aunque las de esta agrupación contienen información para toda España.

Venga, estad atentos a esta oportunidad; pese a que la noche cerrada no nos llegará en pleno día, como sí sucede cuando acontece el eclipse total, nos consolaremos admirando una bonita puesta de sol... a las diez de la mañana.

No dejéis de mirar el cielo durante la mañana del 3 de octubre ; os aseguro que no os arrepentiréis.

21 de septiembre de 2005

Cambio climático. ¿Sí o no?

Desde hace tiempo me seduce mucho el tema del cambio climático, lo cierto y lo falso, lo dicho por unos y por otros. Si uno se sitúa en la línea intermedia de esta discusión, al final verá mentiras, exageraciones y tonterías sin parar. Al final del trayecto, uno ya no sabe que pensar. En mi caso me he decantado por el no, o como mínimo, por el sí relativo, a saber, aquel que acepta que pueda estar teniendo lugar un cambio climático global, pero del cual la especie humana no es responsable.

Los dos polos opuestos de este interesante duelo están constituidos por los ecologistas, a quién todos conocemos ya, y los escépticos, quienes creen que la Humanidad no es capaz de modificar el clima de un planeta entero, al menos no aún.

1) Los ecologistas

Según este colectivo, y más concretamente aquellos fervientes defensores de una Tierra pura y no contaminada por el aliento humano, la actividad de nuestra especie ha ido destrozando paulatinamente el planeta desde múltiples perspectivas, pero la Tierra había conseguido mantenerse relativamente bien hasta ahora. Cuando las sobrecargas han sido excesivas, la Tierra ha bajado los brazos, derrotada, y el resultado es un cambio climático cada vez más profundo, con grandes catástrofes naturales quasi-inmediatas, como inundaciones, huracanes, violentas tormentas, etc. Y todo ello es debido a la acción humana. Ellos argumentan que si contaminásemos menos, reduciendo las emisiones de CO2, por ejemplo, la Tierra volvería a ser un planeta estable. De modo que poniendo en marcha propuestas como el Protocolo de Kyoto, por ejemplo, sería posible recuperar la magnificiencia y belleza perdida en nuestro mundo.

También hay toda una legión de científicos que han investigado el tema y se han encontrado, al parecer, con una enorme cantidad de evidencias que respaldan la visión de los ecologistas. En realidad, sobre el cambio climático se ha creado un gran "lobby" científico en el que trabajan multitud de ellos, cuyas investigaciones están siempre orientadas a encontrar pruebas e indicios que apoyen el cambio climático. Lo lógico sería buscar pruebas para demostrar si el cambio tiene o no lugar, pero parece que esto es una cuestión ya dilucidada para muchos ámbitos.

2) Los escépticos

Aquí es preciso separar dos bandos distintos, de idéntica ideología pero muy diferentes intenciones. En primer lugar, todos aquellos científicos, o pensadores, o gente que estén dentro del negocio del petróleo, carbón, gas natural, poco pueden aportar al tema de una forma objetiva. Obviamente, quienes ganan dinero con estos recursos no tienen ningún interés en restringuir su producción, como se deriva de los postulados de Kyoto, de modo que es necesario abandonar cualquier aportación que venga de ellos, porque estarán cegados por el dinero y carecen de cualquier imparcialidad.

No obstante, hay un grupo reducido de científicos, cuatro gatos en realidad, que sugieren que no hay cambio climático alguno, o que si lo hay no es debido a la acción humana. Se basan en datos objetivos y no manipulados, y no debemos pensar que están detrás del petróleo o del gas natural porque no tienen ningún motivo para ello. Se trata de enfrentar dos concepciones científicas, nada más, y estos científicos ocupan el lugar de la minoría. Si suponemos (y es un suponer grande), que nadie paga a los del otro bando, ¿por qué tenemos que pensar distinto en este caso?

La cuestión de si el clima cambia realmente o no se relaciona, más o menos, con el aumento o descenso de temperatura media durante largos periodos de tiempos. Grandes intervalos en los que la tendencia es al enfriamiento pueden desembocar en una glaciación, y a la inversa en el caso opuesto. Esto a grosso modo, por supuesto. En el caso actual, el cambio climático se asocia al calentamiento global. Es decir, según los ecologistas y aquellos científicos que creen en el cambio climático, la temperatura de la Tierra ha aumentado considerablemente, y de seguir en el futuro pueden sorprendernos violentos cambios globales de temperatura, sequías y fuertes lluvias, etc.

Veamos los datos de temperatura en algunas estaciones meteorológicas:







Corresponden, respectivamente, a la ciudad de Atlanta, a Madrid y a la zona del río Missisipí, en EEUU. En la primera y en la curva de Madrid-Retiro, se aprecia un aumento de la temperatura, como cabría esperar de ser cierta la concepción climática de los ecologistas y científicos pro-Kyoto. Pero ahora veamos esta otra:



Es una gráfica de la ciudad de Nueva-York, en EEUU, que corresponde a la línea roja, y los datos recogidos en West Point, a escasos 80 kilómetros de la gran metrópoli. En el caso de que el calentamiento global fuera efectivamente, global, ¿cómo es que no se corresponden las dos gráficas? En Nueva York hay una evidente aumento de la temperatura, y a escasos kilómetros de allí no lo hay en absoluto (incluso cabe la posibilidad de un ligero enfriamiento), ¿qué es lo que falla?, ¿quién nos está engañando?

Pues, aunque detesto ponerme de parte de unos o de otros, me parece que los responsables son aquellos que corean a los cuatro vientos que el cambio climático es una realidad y que el hombre está detrás de ello. Quizá no lo hagan intencionadamente, pero casi siempre eligen los datos tomados en medio de una gran ciudad porque allí sucede lo que se denomina "isla de calor". El pavimento, las fábricas, los coches, e incluso las paredes de los edificios, todo ello desprende calor, que falsea las mediciones de temperatura, elevándolas. Éste es el motivo por el que en Nueva York el aumento de temperatura es tan notable y en cambio es inexistente en un pequeño pueblo un poco más al norte.

Para mí ha habido en efecto calentamiento global, pero desde el último siglo la temperatura habrá aumentado como mucho en 0,7 grados, lo cual es bastante insignificante. No se corresponde en absoluto con los datos del caso de Nueva York, por ejemplo. Sin calentamiento global no hay cambio climático, así de claro; el calentamiento es la base para que el clima cambie, para que empiecen las irregularidades, las catástrofes, las sequías y las lluvias torrenciales. Las emisiones de CO2 elevan la temperatura de la Tierra debido al efecto invernadero, por todos conocido, de modo que si al final resulta que la temperatura no ha subido tanto como muchos dicen, entonces el petróleo, el carbón o el gas natural no son los responsables del cambio climático. Aunque el CO2 sea un gas termoactivo, y por tanto tendrá alguna influencia en el clima, aún nos resta conocer la verdadera implicación de estos gases de invernadero en la atmósfera terrestre y los cambios que pueda provocar en el sistema climático.

Yo, de momento, me decanto por suponer que cambio climático no hay: sólo variaciones naturales y normales de una máquina tan compleja como sorprendente como es el clima terrestre. Y en caso de haber un cambio climático, algo aún no demostrado, me inclino también por hacer partícipe a un elemento que hasta el momento apenas ha aparecido en esta historia: una estrella amarilla, brillante y bonita, que nos saluda cada día desde hace 4.600 millones de años. Claro que esto es rizar aún más el rizo, y entrar de pleno en la heterodoxia científica.

Pero tranquilos, no voy a vapulearos más... lo dejaré para una próxima ocasión :).

19 de septiembre de 2005

¿Qué pasa por Afganistán?

Ayer concluyó la jornada electoral en Afganistán, de carácter legislativo. Votó aproximadamente la mitad de la población; cuando el año pasado tuvieron lugar las presidenciales, ganadas por el brazo derecho de EEUU en ese país Hamid Karzai, acudieron a las urnas el 75% de los afganos.

Es decir, que ha habido más de tres millones menos de votantes que hace un año. ¿Por qué, alguien tiene idea al respecto? En 2004 hubo bastantes incidentes, y aunque también los ha habido este año, dudo que la menor participación sea consecuencia del temor a posibles ataques. Yo me inclino, aunque es una apreciación personal, que es debido a la ineficacia o intrascendencia de la democracia impuesta por EEUU. La gente fue a votar por la novedad, porque desconocían el proceso democrático, y quizá también porque les entusiasmaban los logros y metas conseguidos en los países occidentales mediante este sistema. Un año después, el país sigue igual de mal, como comenté hará unos meses.



La gente se cansa pronto de las promesas incumplidas, de los sueños de prosperidad y futuro no cumplidos, de la poca estima de los invasores hacia el bienestar de la población. Claro que sólo ha pasado un año desde que se eligió a Karzai, y un año es poco tiempo. Sin embargo, veo ese país destrozado, ahogado y moribundo, igual que siempre. Los beneficios derivados de la invasión de EEUU no están demasiado a la vista, más allá de los hechos triviales, de unas pocas escuelas nuevas y de que los talibanes ya no estén en el poder para destruir reliquias artísticas únicas. Ha habido avances, es cierto, pero dudo que puedan compensar, siquiera mínimamente, el aniquilamiento defintivo de un país mancillado y torturado por años y años de enfrentamientos armados. Afganistán, en la distancia, cada día me da más mala espina. Espero equivocarme.

La democracia impuesta en un país que no siente deseos por ella, ¿no es casi igual de terrible que una tiranía?

18 de septiembre de 2005

Aquí estamos



Aquí estamos, en las afueras de este remolino galáctico llamado Vía Láctea, en ninguna zona especial (círculo rojo) y alejados del centro en más de un tercio el tamaño total de la Galaxia. O sea, que no somos nadie, pese a nuestros delirios de grandeza, aunque nos creamos los más listos, los más imponentes, los que van a revolucionar el Cosmos con sus aportaciones, los que van a conectar culturas alejadas miles de años luz.

Perdidos entre la inmensidad, en una mota de polvo llamada Tierra, los humanos soñamos en salir afuera, al negro y frío espacio, buscando nuestro futuro. El espacio nos llama, lo sabemos. Necesitamos ir, allá afuera, adonde quiera que nos lleve la gravedad. Viajar, expandirse, integrarse, vivir. Un remolino de gas y polvo casi tan antigüo como el mismo Universo nos invita a que lo exploremos. ¿Seremos tan torpes para ignorar esa llamada?

(Nota: esta galaxia es en realidad M 74, situada en la constelación de Piscis. Por mucho que he buscado en Internet, no encuentro ninguna de nuestra Vía Láctea desde esta perspectiva. ¿Alguien sabe por qué :)?)

Trabajo y vida

Algo más de dos meses después, un servidor concluye su periplo laboral en este año, al menos de momento. Es bueno detener la máquina hacedora de dinero y cambiar de registro. No obstante, hay algo que aquellos que trabajan todo el año están consiguiendo y yo no: arrancan mucho billete y pueden costearse todos sus gastos y, además, pensar en el futuro, conseguir la independencia y, en el caso de unos pocos, hacer realidad sus sueños. Y todo por el maldito dinero. Mi caso, por el contrario, no me facilita en absoluto mi independencia y sólo el hecho de llevar una vida tan austera como la mía me permite sufragar los gastos que, aun siendo pocos, existen.

Por eso, hasta cierto punto, les envidio. Ojalá pudiera encontrar un trabajo estable y estimulante en el que me pagaran por hacer aquello que me gusta. En mis escasos meses de actividad laboral he aprendido mucho y he conseguido muchas cosas. Los billetes son lo menos importante, me puedo limpiar el trasero con ellos, porque a fin de cuentas son ellos los responsables de que el mundo no se escuche a sí mismo y tengamos todos los problemas en nuestras vidas. Si bien lo miráis, por un motivo o por otro todo se deriva de la falta (o abundancia, en menos casos) de papel timbrado.

No, aquello que más valoro de mi paso (de puntillas...) por el sistema ha sido la gente que he conocido: gente amable, humana, simpática, agradable, entrañable y maravillosa en momentos, y gente hostil, malhumorada, criticona, estúpida y cerril en otros. Los dos polos de la sociedad actual, en definitiva. Gente que de tan atenta casi te hacía llorar y gente que pasaba por tu lado sin decir ni mú y con la mirada altanera y arrogante.

Empiezo a echar de menos el trabajo diario, y no porque carezca de actividad ahora que no estoy allí, sino porque me había amoldado a esas ocho horas siete días a la semana, porque había conseguido estar a gusto, superar las mierdas inherentes al propio trabajo, ignorar a quienes tenían el cerebro lleno espaguetis y abrazar a los que con su sonrisa y bondad te hacían todo más fácil.

Pero ahora tocan los libros, la exploración, la escritura y la introspección. ¿Hay alguien en este mundo loco que trabaje duramente cuatro meses al año y el resto lo pase viviendo la vida padre, sin lujos ni opulencias, sólo vida sencilla? Un trabajo temporal durante 130 o 140 días sin descanso y, después, tiempo para vivir. ¿Ha habido alguien capaz de conseguirlo? ¿Hay trabajos así en alguna parte?

Tal vez eso sería lo que necesitaríamos muchos de nosotros.

14 de septiembre de 2005

A contar estrellas...



¿100, 1000 ó 10.000 millones?

¿Cuántas estrellas tiene este cúmulo globular, M 3, en la constelación de Perros de Caza, visible hacia al oeste por estas fechas? ¿Cuántos planetas podrá haber entre esos innumerables soles? ¿Y en cuáles de ellos se darán las condiciones para que pueda surgir ese fenómeno tan especial llamado vida? Si tuviesen ojos, los seres vivos moradores de esos lejanos mundos verían un espectáculo asombroso: infinitud de estrellas brillando miles de veces más que las visibles en la Tierra los iluminarían permanentemente, sin conocer nunca la noche. La oscuridad es un don del Universo, su huella desde el inicio de los tiempos, pero hay lugares en donde sólo saben lo que es la luz.

Nosotros, aquí, disfrutamos de ambos regalos. Luz para vivir, y oscuridad para soñar.

13 de septiembre de 2005

Saber menos y mejor

El domingo cenaba pronto, y como llevo varios días a solas puse un momento la tv. Entre la maraña de programas futboleros encontré por ahí (me parece que era 'Espejo Público', de Antena 3, pero tampoco lo sé seguro) un reportaje sobre padres y madres que no llevan a sus hijos a la escuela y, en cambio, les enseñan de todo desde su propia casa, dándoles toda la atención que se merecen (claro que esto sólo es posible si tu profesión es liberal y tienes el suficiente tiempo libre).

Y la cosa es que me sentí celoso de esos niños; porque quizá tendrán acceso a menos saberes, pero serán capaces de disfrutarlos más y absorberlos mejor. Una frase de Machado que mencionaban al final del reportaje me llegó al corazón: "El erudito aprendió tanto que no le quedó tiempo para pensar en ello". Eso es exactamente lo que les sucede a nuestros niños (y lo que me sucedió a mí): se atiborran de datos, inútiles y fútiles, y para cuando han "aprendido" (mejor dicho, memorizado, o cuando menos leído) uno ya están persiguiendo el siguiente. No razonan, reflexionan o discuten sobre lo aprendido porque no hay tiempo material para ello.

Los padres de estos niños no escolarizados se dedican, entre un amplio espectro de materias, a enseñarlas cada día una cosa distinta; quizá sean ellos mismos los que elijan aquello que quieren aprender (aquí está la clave para el saber auténtico), y si no tienen ideas, sus padres les dan diversas posibilidades. ¿De qué narices sirve dar una lección sobre ecuaciones de primer grado si el chico o la chica lo que desea es leer un cuento, aprender porqué las flores tienen esos colores tan chillones o cómo se hizo aquella estrella que brilla tanto por la noche?

La curiosidad y la mente abierta son el sello distintivo de los niños; a medida que el tiempo avanza, tanto una cosa como la otra se pierde, y en la gran mayoría de casos el resultado es un adulto aburrido, cansado y torpe, ignorante de todo lo que hay alrededor e incapaz de aprender nada porque ha tragado ya toda la mierda que le embutieron unos profesorzuelos del tres al cuarto.

Los nuevos métodos de enseñanza creados para que los adultos del mañana lleguen a tales con la mente sedienta de saber y sus recursos mentales intactos van a constituir, lo creo firmemente, el pilar fundamental de la nueva sociedad, la que aparecerá después de que la actual fracase y colapse sobre sí misma. Será una sociedad que valore el saber, la cultura, el humanismo y la introspección, la ciencia y el arte, la tecnología y la poesía, que abrace cualquier estímulo intelectual que el ser humano desarrolle para su felicidad y bienestar. Algo así sólo es posible con un aprendizaje voluntario y libre, aislado de estructuraciones y cursos, al márgen de mecanismos pedagógicos y notas académicas. El saber del futuro, y el futuro mismo, vendrán de la mano de estos chicos y chicas que aprenden junto a sus padres y unos pocos amigos, que evolucionan día a día, que a cada amanecer saborean el gusto de descubrir otra más de las maravillas que este mundo y sus moradores reservan para nosotros.

Aprender es un camino personal, y como tal, se rige por nuestro deseo, o no, de avanzar en una dirección determinada. Que otros sean quienes determinen por dónde caminaremos hoy es otra muestra más de la estúpida, arcaica e inhumana sociedad en la que nos ha tocado vivir.

11 de septiembre de 2005

Bella doble de verano



Albireo, en la constelación de Cisne.

En los días de septiembre pasa casi justo por encima de nuestras cabezas. El ojo humano sólo ve un astro, pero hay dos en realidad. Los diferentes colores indican que se trata de dos estrellas ligeramente distintas en cuanto a masa y características físicas.

Lo más curioso es que vemos dos astros por cuestión de perspectiva. La distancia que separa a ambas estrellas es el doble que la existente entre el Sol y la estrella más cercana. Pero por una feliz coincidencia nuestros ojos captan este bello par de astros enlazados en un beso eterno (o casi).

La estrella que nos dio la vida (2)



Hay que tener cuidado con el Sol. Y no me refiero a mirarlo directamente o a las quemaduras causadas por una exposición prolongada bajo sus rayos de luz.

El miércoles día 7 tuvo lugar, allá en el Sol, una llamarada o destello solar espectacular. Estos fenómenos se asocian a zonas de la estrella particularmente activas (como grande grupos de manchas solares). En ellas se acumulan progresivamente tensiones magnéticas hasta que en un momento concreto estallan, liberando de improviso una enorme cantidad de energía a través de llamaradas o eyecciones de masa coronal, ambos fenómenos consecuencia de la actividad del Sol. Es algo similar a lo que sucede cuando acontece un terremoto en nuestro planeta, sólo que a una escala miles de millones de veces mayor. De hecho, estos fenómenos son tan energéticos que no encontramos nada igual en ningún otro lugar del Sistema Solar.



Sabemos que lo sucedido en el Sol de una u otra forma repercutirá en la Tierra; en este caso, las llamaradas o destellos solares, y también las eyecciones de masa coronal, pueden escapar del Sol, atravesando los 150 millones de kilómetros que les separan de este mundo, y alcanzar la Tierra. Entonces, como ya expliqué someramente en otro momento, tiene lugar un violento choque entre las partículas solares y las de la alta atmósfera terrestre. Una consecuencia son las bellas auroras, pero otra de mayor importancia práctica está en el hecho de que las comunicaciones vía satélite pueden verse entorpecidas severamente. Según comentan al respecto de la llamarada del miércoles pasado, "las agencias que han sufrido estas tormentas espaciales pueden sufrir interrupciones durante las dos próximas semanas. Estas incluyen a los operadores de aeronaves, los sistemas de generación eléctrica, las comunicaciones de alta frecuencia y los sistemas de navegación de baja frecuencia".


Asimismo, los astronautas que pudieran operar en las afueras de la Tierra tendrían graves problemas si les pilla una de estas esporádicas pero violentas tormentas mientras realizan tareas extravehiculares. Es posible que les causara la muerte, incluso, si no se refugian a tiempo.

Otro tipo de expulsión de materia solar, más lenta y menos peligrosa, es el llamado 'viento solar'. Se trata de una corriente de partículas ionizadas (o sea, que han perdido algunos de sus electrones y que, por tanto, ya no son neutras) liviana, que atraviesa el espacio interplanetario y llega hasta los confines de los dominios solares. El viento solar es el responsable de que, en ocasiones, podamos disfrutar con la aparición de algún cometa de larga cabellera en nuestros cielos.

Pero esto, y la conexión climática entre el Sol y la Tierra, lo explicaré en otra ocasión. La próxima vez que sufráis un apagón en vuestros hogares, pensad que quizá la responsabilidad no sea de las agencias eléctricas, sino de una estrella amarilla situada en la distancia. No le damos ninguna importancia, pero con su luz tanto permite nuestra vida como nos la dificulta. Al menos, un poquito.

7 de septiembre de 2005

Los siete danzarines



Hace mucho tiempo
cuando la nación Mohawk (el Pueblo de la Piedra)
aún acampaba a orillas del lago Keniatiio (Ontario),
un grupo de niños, siete exactamente,
quisieron formar una organización secreta.

Por la noche
Se reunían alrededor del fuego pequeño del Consejo,
allá donde el bosque muere en las aguas del lago,
y danzaban al ritmo de los tambores.
Un día el pequeño Jefe sugirió hacer un banquete
en su próximo Consejo ante el Fuego.
Cada uno de los siete muchachos debía pedir
a su madre algo de comida para llevar al banquete.
Un muchacho pediría sopa de maíz,
otro carne de venado, otro mazorcas, y así uno tras otro.

Al día siguiente todos solicitaron
de sus madres las viandas necesarias,
Y a cada uno de ellos les fue rechazada la petición.
Todas las madres dijeron a sus hijos
que en casa había suficiente comida
y que no tenían necesidad de comérsela en el bosque.
Los pequeños guerreros se sintieron muy infelices
al no conseguir la comida para el banquete nocturno.
Llevaban las manos vacías y el corazón triste.

Aquella noche se reunieron junto al lago,
en su lugar secreto de danza.
El pequeño Jefe dijo a sus guerreros
que danzasen lo más fuerte que pudieran.
Les dijo que mirasen al cielo mientras lo hacían.
Y les dijo que no volvieran nunca la vista atrás,
ni aún cuando les gritasen sus padres que volvieran a casa.
Diciendo esto, cogió su tambor de agua
y mientras lo golpeaba, entonó una melodía llena de poder.
Una canción de brujo.

Los muchachos danzaron y danzaron.
Y mientras ejecutaban los movimientos,
sus corazones parecieron aligerarse de peso,
y pronto olvidaron sus problemas.
La melodía aumentó de ritmo y enseguida
los muchachos sintieron que sus cuerpos danzaban en el cielo.
Sus padres les vieron bailar
sobre las copas de los árboles y les ordenaron que regresaran.
Un joven danzarín que por un instante volvió la vista atrás
se convirtió en una titilante nueva estrella.
Los demás, al poco tiempo se convirtieron también
en estrellas pequeñas y parpadeantes y quedaron prendidas del cielo.

Así, cuando un Mohawk ve las estrellas de las Pléyades
crepitar y danzar en la noche, durante los fríos del invierno, dice:
“Los pequeños guerreros están danzando con fuerza esta noche”.
Danzan para siempre sobre los poblados iroqueses.


(Fuente: Cuentos de los indios iroqueses, Miraguano Ediciones, Madrid, 1988)

5 de septiembre de 2005

Einstein y el hombre

Extraña es nuestra situación sobre la Tierra. Pero hay una cosa que sabemos: el hombre esta aquí por el bien de sus semejantes, sobre todo de aquellos de cuya sonrisa y felicidad depende la suya propia. Y por el bien de los incontables desconocidos con cuyos destinos nos unen los lazos de la simpatía.

(Albert Einstein, Mi visión del mundo, Tusquets, 1980)

2 de septiembre de 2005

Tierra sólo hay una



¿No vale la pena conservar esta maravilla cósmica llamada Tierra?
¿No es un privilegio vivir en este planeta?
¿No hay nadie que se preocupe por ella de verdad?
¿Quién será el adalid de la verdadera ecología, pura y sin artificios?
¿Cuándo empezaremos a entender que, aunque a veces vivamos en mundos distintos, en realidad tenemos un sólo mundo para todos nosotros?
¿No es ya la hora de preservar el legado y protegerlo para el futuro?

Nada hay en el Universo conocido tan bello como nuestro mundo; miremos hacia donde miremos, no encontraremos ningún otro cuerpo tan majestuoso como este pedazo de roca rodeado de nubes y agua. No es chauvinismo, es pura objetividad. Así que, ¿por qué no cambiar hábitos, costumbres y métodos ya desfasados y reconvertir la Tierra en nuestra amiga, en lugar de nuestra enemiga al pensar que no nos brinda suficiente comida o que nos mata y destruye con sus desastres naturales?

Ella lo desea desde el principio. Ya ha esperado demasiado tiempo.

1 de septiembre de 2005

Sociedad (super)consumista

Veo mucho dinero cada día. Al menos, lo que yo considero mucho. A veces, cuando entran clientes, les digo que no es necesario que paguen en ese momento, sino que pueden hacerlo más tarde, al día siguiente o cuando se marchen. "No", es su respuesta, "te pago ahora mismo porque si no me lo gasto todo".

Y no son unos pocos euros sueltos lo que dan, sino unos grandes billetes que no estoy demasiado habituado a ver. E, ingenuo de mí, me pregunto: "¿Realmente se gastarían todo ese dinero si lo tuviesen unos días más en su bolsillo?". Y la contestación es, aunque a veces no quiero creerlo, afirmativa. Lo sé por cómo entregan los billetes, como quitándose un peso de encima, aliviándose al saber que ya han pagado y disponen de menos recursos.



Viendo cómo es esta sociedad, cómo la han hecho y cómo nos gusta que sea así, supongo que entro en la categoría de "bicho raro apunto de extinguirse" si revelo que, más o menos desde otoño pasado, quien suscribe ha perdido 48 euros en gastos derivados de ocio. Es decir, 48 euros en más o menos nueve meses. Ése es todo lo que he tenido que pagar voluntariamente (o sea, más allá de gastos como calcetines, comida, o un poco de gasolina para ver mundo); y esas compras me reportaron películas, libros y discos musicales, o sea, todo ello material imperecedero. No me gusta jactarme de mis actos, lo encuentro repulsivo y falto de personalidad (ya lo hacen muchos otros y muy bien), pero en este caso haré una excepción. Me gustaría saber si alguien por estos senderos virtuales ha "perdido" menos dinero que yo en ese tiempo; 48 euros en 270 días. No es algo importante, pero creo que la mía es una marca dificil de batir... ¿o no? Y conste que no lo he hecho a propósito, simplemente es que no me ha hecho falta nada más para vivir, y vivir bien.

Es por eso por lo que al ver cómo los demás devoran el dinero, que tanto cuesta arrancar, me inquieto y me intranquilizo cada vez más: ¿Estará el dinero mutando a la gente, transformándola en máquinas para adquirirlo e, inmediatamente, quemarlo? ¿No se da cuenta el gentío que el dinero es un demonio disfrazado de papel timbrado?