30 de agosto de 2005

¿Y si 'Katrina'...?



... hubiese asolado la costa de Senegal, o de Guatemala? ¿Cuántas vidas humanas habrían desaparecido bajo su azote? ¿Tendría la misma resonancia en los medios de comunicación? ¿Habría una tan alta intensidad informativa planetaria ante este desastre? ¿Hubiera sido posible una evacuación tan rápida y efectiva? ¿Por qué no se realizaron estas evacuaciones en los casos de otros desastres naturales, como el 'Mitch'? ¿Falta de previsión, de medios económicos o de interés?

Centroeuropa ha sufrido unas inundaciones impresionantes hace sólo unos pocos días; se informó, sí, pero aunque estoy un poco desconectado de la tv y de los periódicos en estos días, me parece mucho más exagerado el caso actual del 'Katrina'. No es ya cuestión del número de víctimas (muertes son todas igualmente trágicas y reseñables), sino de trascendencia informativa sobre algo que, en el mejor de los casos, no es más que un ciclón tropical (eso sí, de gran magnitud, al menos antes de llegar a tierra). Obviamente, el estudio de este tipo de fenómenos reporta un mejor conocimiento sobre su formación y evolución, y con ello podemos tener más preparación ante sucesos semejantes futuros.



Pero... ¿servirían de algo esos conocimientos en Senegal o Guatemala sin la dedicación y la necesaria dotación económica cuando tuviesen lugar? ¿Qué provecho pueden tener datos científicos para la previsión de desastres naturales si la población o, mejor dicho, los gobiernos que controlan esa población no ponen nada de su parte para evitar las tragedias derivadas de tales desastres?

28 de agosto de 2005

Mundo creciente, ¿humanidad creciente?



Parece la Luna creciente, pero es en realidad nuestro propio planeta visto en 1996 a través de las cámaras del satélite GEOS-8. Ésa es una de las beneficiosas aplicaciones de la astronáutica; ofrecernos una visión más amplia, con una mayor perspectiva, acerca de nuestra situación en este vasto Cosmos. Siempre me ha parecido increíble (y a veces imposible...) que todo aquello que denominamos humano haya tenido lugar dentro de esta esfera de luz apenas insinuada. Todo absolutamente. Con tiempo, y con otros mundos como el nuestro que podemos colonizar y aprovechar (con sabiduría...) en un futuro remoto para beneficio de la Humanidad, ¿qué nivel alcanzaremos, qué metas superaremos y qué nuevos retos nos esperarán más allá de nuestra pequeña y querida (por algunos, al menos...) morada terrenal?

Si somos sabios, tenemos toda una eternidad por delante y todo un Cosmos para descubrir y amar. Sólo es necesario el hálito del sentido común, de la solidaridad y de la valentía humana para que ello sea posible. Somos insignificantes a ojos de las estrellas, pero estamos en condiciones de decidir nuestro futuro, y con un poco de esfuerzo y respeto hacia nosotros mismos, lograremos muchos objetivos que hoy en día nos parecen irrealizables.

Amemos a nuestros semejantes, a las estrellas, y que empiece el espectáculo del ser humano como un auténtico ciudadano del Cosmos. Es, aunque no lo parezca, el momento idóneo para ello.

27 de agosto de 2005

Para soñar



Nebulosidad místicas y oníricas entre las moles rocosas de Stonehenge, iluminadas por una luna eclipsada con los resplandores de la atmósfera terrestre. Pura poesía, máxima belleza, extrema sencillez.

La Tierra y el cielo unidos en un vínculo común; el de su origen y su destino. Procedemos de materia estelar, y nuestras ceñizas alimentarán los fuegos de nuevas estrellas; esto seguramente lo sabían muy bien quienes construyeron este complejo megalítico. Si no, ¿por qué otro razonable motivo alzaron rocas de toneladas de peso y cuya procedencia se situaba a centenares de kilómetros de Stonehenge?

25 de agosto de 2005

El (otro) cielo







El cielo de noche es fantástico, como todos sabéis. La miríada de estrellas esparcidas por toda la bóveda celeste nos transporta a los tiempos primitivos en los que los más evolucionados homínidos hicieron lo mismo, comprendieron vagamente de dónde procedía todo aquello y, como consecuencia, se convirtieron en seres humanos.

Pero no olvidemos que el cielo también nos ofrece maravillas antes y después de la aparición de nuestras queridas amigas estelares. Un ocaso y un amanecer pueden hacernos estremecer con igual intensidad, sólo con unos pocos ingredientes seleccionados: luz, vapor de agua y aire en movimiento. Tres requisitos sencillos y, con ellos, toda una variedad inacabable de escenas, paisajes y espectáculos ofrecidos por gentileza de la madre Naturaleza para aquellos, unos pocos, que quieran saborear esas otras cosas buenas de la vida.

Sin embargo, a veces me entristece comprender cuánta belleza natural es ignorada por unos o despreciada por otros como "cursi"; la gente va y viene, loca y ajetreada, y no se detiene a contemplar un segundo algo tan majestuoso como una puesta de sol, unas nubes raras o la extraña luz que emerge de un sol difuminado por los cirros.

No entiendo a la gente, siendo todo tan sencillo y en cambio cómo les gusta complicar las cosas. A veces, un problema grave puede desaparecer contemplando escenas como éstas, ¿no creéis?

23 de agosto de 2005

Recuerdos de un Camino aniquilado

El año pasado, más o menos por estas fechas, terminaba mi recorrido de casi 700 km a pie entre Pamplona y Santiago de Compostela. El "Camino", que tanto me había fascinado en años anteriores por los sueños de libertad, silencio, pureza y autoconocimiento que representaba, concluyó sin embargo de una forma muy poco gratificante. ¿Por qué?

Todo fue perfecto desde la salida, cuando abandonamos (yo y un compañero 'blogero' que reside en un alta torre...) Navarra y nos adentramos en La Rioja y más tarde en la inmensa Castilla y León. Ésta última comunidad alberga, a mi juicio, todo lo bueno que el peregrino puede esperar del 'Camino': paz, paisajes inmensos, serenidad, dificultades físicas enormes, tiempo para reflexionar, etc.

Pero una vez alcanzamos el límite con Galicia la cosa cambió. De repente surgieron de todas partes peregrinos y más peregrinos, una multitud interminable de ellos, que se agrupaban en largas colas en las que sobresalían los báculos, las mochilas (algunas extrañamente livianas) y las "rianxeiras". Aparecieron como de la nada y debido a su número increíble (no había apenas momento en que no los vieras por delante o por detrás de tí) el Camino se desintegró. La masa siempre arruina lo bueno de todo; unos pocos pueden hacer daño pero la esencia sigue siendo la misma. En cambio, cuando se trata de multitudes (aunque sean respetuosas, que en el caso del Camino no lo fueron), la esencia se evapora, porque esa multitud mutila el significado mismo que adquiere cualquier cosa, sobretodo si se trata de algo tan personal como el Camino de Santiago.



Esto no puede ser más evidente en el caso del Camino; la singladura andariega tranquila, silenciosa e individual es la base, la sustancia del mismo Camino; entenderlo como una actividad física (había quienes hacían carreras por llegar antes a los albergues...) o como unas vacaciones baratas (hubo quienes nos dijeron que era a eso a lo que íban...) causa una total destrucción de la idiosincrasia del mismo.

Supongo que muchos de los (supuestos) peregrinos que empezaron en Galicia o en los límites con Castilla y león lo hicieron porque al llegar a Santiago les daban la "compostelana", que te acredita como peregrino que ha efectuado los últimos 100 kilómetros del recorrido a pie. No obstante, si la mayoría de esos "Camino-turistas" entendieran siquiera una mínima parte del significado del Camino no darían ninguna importancia al papelito de marras, sino que recordarían y valorarían mucho más los días de esfuerzo, las vivencias, la gente con la que te cruzas y todo aquello que has aprendido de los largos y duros días de voluntaria caminata.

El Camino de Santiago se ha convertido en una empresa de turismo masivo, en algo nuevo que hacer cuando te cansas de hoteles, apartamentos y playas, en algo que haces para cambiar la rutina de tus vacaciones. La maravillosa naturaleza del peregrino, dispuesto a todo con tal de mantenerse en la senda y alcanzar la meta, ha mutado ahora grotescamente, hacia niñatos de gimnasio y domingueros de bajo sueldo.



Los verdaderos peregrinos, aquellos que anhelaban encontrar todo menos el maldito mogollón y la mediocridad humana, tuvieron la suerte de espaldas en el verano de 2004. En mi caso, con unas ampollas del tamaño de naranjas (las hecho mucho de menos, no os creáis...), sufrí mucho más al ver el lamentable estado del Camino en su parte final que por los dolores que aquellas me causaban. Uno puede esperar a la masa en la costa de Ibiza, en un concierto o en un estadio de fútbol, pero nunca en albergues destinados a aquellos que se buscan a sí mismos, para los que sienten la llamada de la autoexploración o, simplemente, para aquellos que no pueden hacer nada más que continuar siguiendo su propio Camino, el verdadero.

Así que si queréis mi humilde opinión y sentís deseos de iniciar el Camino, hacedlo hasta Astorga o Ponferrada, y sobretodo fuera de los años xacobeos, en septiembre u octubre (o mejor incluso, viajad de noche, alumbrados por nuestras amigas las estrellas... .) De lo contrario no encontraréis nada ni remotamente parecido aquello que los antiguos denominaban "Camino de Santiago".

Es triste, pero en esta sociedad la masa es quien manda.

21 de agosto de 2005

Para Hattie, allá donde estés

William Zantzinger mató a la pobre Hattie Carroll
con el bastón que hacía girar con su dedo ensortijado,
en un hotel de Baltimore donde se reunía la alta sociedad.
Llamaron a la policía y le quitaron el arma de las manos
mientras le llevaban detenido a la comisaría,
donde acusaron a William Zanzinger de homicidio en primer grado.
Pero vosotros que discutís la desgracia y criticáis todo temor,
quitaros la máscara de la cara,
ahora no es momento para vuestras lágrimas.

William Zanzinger, que a los veinticuatro años
poseía una plantación de tabaco de seiscientos acres
con padres ricos e influyentes que le proveían y protegían
y con relaciones con altas instancias de la política de Maryland,
reaccionó ante su acto con un encogimiento de hombros,
maldiciendo, riéndose burlonamente e imprecando,
salió de la cárcel bajo fianza en cuestión de minutos.
Pero vosotros que discutís la desgracia y criticáis todo temor,
quitaros la máscara de la cara,
ahora no es momento para vuestras lágrimas.

Hattie Carroll fue una doncella de cocina.
Tenía cincuenta y un años y dio a luz a diez hijos,
quitaba los platos y sacaba la basura
y nunca se sentó a la cabecera de la mesa
y ni siquiera habló alguna vez a la gente de la mesa
tan sólo recogía los restos de la comida
y vaciaba los ceniceros de todas las otras clases sociales;
fue asesinada de un golpe, matada por un bastón
que surcó el aire cayendo después de atravesar la habitación,
condenado y destinado a destruir todo lo noble.
Y ella nunca le hizo nada a William Zanzinger.
Y vosotros que discutís la desgracia y criticáis todo temor,
quitaros la máscara de la cara,
ahora no es momento para vuestras lágrimas.

En la sala del juicio, el juez golpeó con su mazo
para demostrar que todos son iguales y que los tribunales son honrados
y que los libros de leyes no admiten componendas
y que también los ricos son tratados adecuadamente
una vez que la policía los ha perseguido y atrapado,
y que el brazo de la ley no tiene límites, ni por arriba ni por abajo.
Miró el juez fijamente al hombre que mató sin razón alguna,
que, simplemente, tuvo el capricho de hacerlo
y habló grave y con distinción, protegido tras su capa,
y condenó, para que sirviera de escarmiento y expiación
a William Zanzinger a seis meses de prisión.
Oh, pero vosotros que discutís la desgracia y criticáis todo temor,
quitaros la máscara de la cara,
porque ahora sí es el momento para vuestras lágrimas.


La solitaria muerte de Hattie Carroll


(THE LONESOME DEATH OF HATTIE CARROLL; Bob Dylan, en "The Times they are a'changin", 1964)

20 de agosto de 2005

Cuernos



¿El demonio asomándose a este mundo o un dios cuyo honor ha sido mancillado y quiere volver a ser mortal?

Tengo entendido que el sujeto en cuestión sólo acechó... al final volvió bajo el horizonte. Menos mal.

Para después del petróleo...

Que el petróleo tiene un fin próximo nadie con dos dedos de frente lo duda; se trata de un combustible fósil que, tarde o temprano, no será rentable extraer. Dada la ingente ansia consumista de petróleo que la sociedad actual tiene será más pronto que tarde cuando el oro negro, que mueve gran parte de nuestro mundo actual, deba ceder su protagonismo a otra fuente de energía. La pregunta que muchos llevan tiempo haciéndose es ¿cúal será esa otra fuente?

Carbón y gas natural quedan descartados, pues aunque hayan suficientes reservas también llegara el momento de su escasez definitiva. La energía nuclear es peligrosa, y genera residuos radiactivos que viven mucho tiempo; además sabemos por triste experiencia lo que puede llegar a suceder si hay algún contratiempo importante. La energía térmica necesita combustibles fósiles y la energía geotérmica está restringida a ciertos lugares muy concretos. Las energías renovables que todos conocemos (solar, eólica, biomasa, etc.) se han desarrollado poco y aunque se pusieran todos los fondos posibles seguramente no habría tiempo suficiente para que fueran aplicables en todos los lugares de nuestro mundo (porque el sol no es visible tanto tiempo en España como en Escandinavia, por ejemplo, y porque las zonas donde el viento es relativamente fuerte y constante son muy pocas).



Una posibilidad es el hidrógeno. Este elemento (que forma las estrellas en un 75%) puede ser usado como combustible limpio para generar energía eléctrica o térmica. Sus grandes ventajas son que reduce considerablemente las emisiones contaminantes de CO2, óxidos de nitrógeno y azufre, no consume recursos naturales y es abundante en el Universo, como acabamos de decir. Podría ser empleado como combustible para vehículos mediante pilas de este elemento y también es posible darle aplicaciones industriales a gran escala. Esto, al menos, en teoría.

Una última oportunidad, la más prometedora, fascinante, estimulante (y remota) es la fusión nuclear. Se trata de reproducir a pequeña escala lo que sucede en el interior de nuestras queridas estrellas. Ya lo he explicado en otros posts, pero en esencia se trata de la transmutación del hidrógeno en helio; la fusión de cuatro átomos de hidrógeno en helio transforma el interior de las estrellas... y genera una extraordinaria cantidad de energía. Sabemos que en la naturaleza nada se crea ni se destruye, sino que se transforma: pues bien, quizá la Humanidad no tenga más remedio que acudir a los sabios procesos naturales para mantener el nivel de vida actual. El problema de la fusión nuclear es la complejidad para poder controlar la transformación una vez se ha iniciado. Las bombas de hidrógeno, tan tristemente famosas, usan este mecanismo para alcanzar su terrorífico poder destructor, pero dentro de ellas la fusión tiene lugar de manera descontrolada, caótica y confusa. Lo que tenemos que aprender ahora es cómo conseguir energía mediante fusión nuclear sin que saltemos todos por los aires.



Y en ello trabajará el ITER. El ITER es un proyecto internacional creado en 1986 para demostrar la viabilidad de la fusión nuclear como energía global del futuro. El coste estimado será de unos 10.000 millones de euros en 10 años (1,6 billones de las antiguas pesetas). Este complejo mega-proyecto, que de ser un éxito puede constituir el primer paso hacia una definitiva liberación de nuestra dependencia de los combustibles fósiles, empezará en 2016 las pruebas preliminares y puede que hacia 2030 ya esté en condiciones de obtener energía segura, limpia y (relativamente) económica. Las expectativas son muy estimulantes y no hay que caer en la desesperanza; aunque tarde, ya se están dando los primeros y titubeantes pasos hacia el futuro energético de la Humanidad.

Lo que temo es que el ITER no llegue a tiempo, que sus pruebas y configuraciones se pongan en marcha cuando el petróleo ya no exista en grandes cantidades y nuestro mundo tecnológico se derrumbe por falta de previsión y de ingenio. Cierto que hay una cantidad considerable de petróleo aún bajo tierra (o, al menos, eso espero yo), pero estamos consumiéndolo a una escala verdaderamente gigantesca (80 millones de barriles diarios; puestos en fila uno detrás de otro darían dos vueltas a la Tierra... ¡y eso en un sólo día!) y aún no sabemos cuándo llegará el punto de máxima disponibilidad de este recurso (si no es que ha tenido lugar ya en el pasado).

El ITER puede resolver muchos problemas dentro de unas décadas, pero si no empezamos desde ya a reducir nuestra dependencia del oro negro podemos vernos muy negros (perdón por la redundancia) antes de lo que pensamos. Imaginaos que la fusión nuclear es una realidad para el año 2060... pero que el petróleo y los demás combustibles fósiles ya no sean rentables en 2040. ¿Podremos mantener nuestro nivel de vida y la tecnología suficiente con las demás fuentes de energía hasta alcanzar la solución que promete (a largo plazo y muy cautamente) el ITER?

El futuro se presenta negro... y no precisamente por el petróleo.

17 de agosto de 2005

¿Dónde vivimos?

En el Astroenlazador viene una interesante noticia acerca de la forma que tiene nuestra galaxia. Hasta ahora las evidencias (o, simplemente, las suposiciones) sugerían que tenía una forma espiral convencional como esta:



Sin embargo, es más plausible según las últimas investigaciones que se asemeje más a esta otra, también espiral pero con una barra central:



Seguro que a muchos les parecerá instrascendente, pero sería lo mismo que ignorar si vivimos en una chalet o en un piso, en una mansión o en una chabola, en una autocaravana o en un cubo de la basura. No hay importantes diferencias entre un tipo u otro de galaxia (quizá a todo caso tengan que ver con cuestiones gravitatorias en las que no entraré... sobretodo porque no las entiendo mucho:() a nivel cósmico o estelar; quizá se trate más de la belleza pura y dura que representan ambas.

¿Cuál preferís: la espiral maravillosa o la peculiar barrada? Yo me inclino por la segunda, me atraen más esas formas singulares e inhabituales, no en vano las espirales normales son mucho más numerosas que las barradas: ello quizá nos haga sentir (sólo un poquito) más especiales ante toda esta desbordante creación artística.

14 de agosto de 2005

La estrella que nos dio la vida (1)



Estos días ando ocupado y cansado y escribo poco. De modo que cuando consigo entrar un rato en la red, con el gusanillo de actualizar el blog, lo único que consigo enhebrar son unas pocas líneas de astronomía, las que más fáciles me resultan de redactar.

Así que hoy me decanto (otra vez) por las estrellas. Sin embargo, no iré hasta los límites de la galaxia, o hasta oscuras nubes de gas para encontrarlas; hoy sólo con echar un vistazo al cielo diurno la podremos encontrar. Se trata de una estrella amarilla muy corriente que nos ilumina la vida desde hace 5.000 millones de años; una estrella llamada Sol.

El Sol no tiene nada de especial. Es grande, brillante y maravillosa, pero lo es debido a que está muy cerca de nosotros. Cojamos a cualquier otra estrella, pongámosla en el lugar del Sol y podrá ser un millón de veces más luminosa, tanto que achicharrá toda forma de vida, o mil veces más tenue, incapaz de proporcionar la energía suficiente para mantenerla. Sólo es especial para nosotros porque sin ella no existiríamos; los que creyeron que el Sol tenía una importancia mayor en el Cosmos que otras estrellas pronto se dieron cuenta de su error: con los miles y miles de titilantes astros engrandeciendo el firmamento cada día, ¿cómo vamos a suponer que el que nos da calor a nosotros es especial?



En el interior del Sol suceden cosas extrañas: la materia que allí reside no tiene igual en la naturaleza terrestre. Nada en la Tierra se le puede comparar, porque en el Sol todo es plasma, es decir, una forma de materia similar al gas pero que está a una temperatura y presión tan inimaginablemente altas que pierde su identidad como tal y se convierte en plasma: los átomos que componen el Sol se mueven muy rápidamente y chocan sin cesar, perdiendo electrones y quedando únicamente los átomos desnudos. Eso es el plasma. Sólo en el interior de las estrellas como el Sol es posible encontrar plasma, porque hacen falta condiciones muy específicas de presión y temperatura. Mejor así porque si viviéramos en un mundo dominado por el plasma habría tal confusión de materia gaseosa que nos volveríamos locos.

Mirar al Sol directamente es muy peligroso. No lo hagáis NUNCA sin protección adecuada (las gafas de sol no sirven, tampoco los negativos de películas fotográficas ni trucos domésticos parecidos...). Podría dejaros ciegos de por vida si lo miráis a ojo desnudo sólo unos segundos. Pero, por otra parte, no hay ningún riesgo de ver las otras estrellas cuando el Sol desaparece por el horizonte.



No consideréis al Sol como algo que está siempre ahí y con el que se puede confiar. Ya hablaré en el futuro de cosas raras que le han sucedido al Sol en el pasado (y que pueden volver a ocurrir... o incluso que pueden estar ocurriendo ahora mismo) y de qué manera han afectado a la Tierra. Un cambio permantente aunque ligero en su superficie o en su interior y la Tierra quedaría estéril para siempre, sin nadie que hablara en su nombre. Así que cuando volváis a mirar al Sol (indirectamente, se entiende) respetarlo y venerarlo como lo hacían nuestros antepasados más lejanos, hace miles y miles de años.

Sabían muy bien lo que hacían.

12 de agosto de 2005

Quietud en la noche estrellada



Deslumbrante en el cielo veraniego, NGC 281, en Casiopea (o sea, hacia el este por estas fechas), brilla con reflejos multicolor entre las jóvenes estrellas de la Vía Láctea. Jóvenes y azules son la mayoría de ellas, pero también las hay más maduras, cuyo color amarillento las delata. A su alrededor, glóbulos de Bok (esas formas negras casi redondas) deformados por las ventiscas que salen del interior de los astros vigorosos y el polvo protector absorbiendo la luz que le viene por detrás configuran esta plácida escena cósmica.

'Coged' una estrella cualquiera de la imagen, concentraros en ella y pensad que dentro de unos millones de años puede tener cerca a un planeta que, como el nuestro, albergue otros ojos y otras mentes racionales, radicalmente distintos a todo lo que conocemos por tales, apasionados por las estrellas que ellos ven en la distancia. Quizá, allá, alguien elija una al azar, un astro anónimo llamado Sol (aunque él/ella/ello no lo sepa) y reflexione acerca de lo que pueda contener: planetas, vida, inteligencia, conciencia... . Sin tal vez saberlo jamás, dos seres conscientes lanzarán al espacio sus deseos de contacto y con el tiempo, quién sabe, posiblemente se harán realidad.

De nosotros (y de ellos) depende.

10 de agosto de 2005

Titulitis

¿Importan los títulos, los doctorados, las licenciaturas y demás panfletas académicas? ¿Tienen alguna trascendencia 'real'? ¿Por qué todo el mundo necesita hacer una carrera, por qué? ¿Cuál, si es que tiene alguno, el significado de ser alguien doctorado en alguna especialidad? ¿Debo sentir más respeto ante él o ella, porque ellos saben mucho (en teoría) de lo suyo y yo no que ante un analfabeto o un mendigo?

Conozco a gente cercana que tiene doctorados y nada más terminarlos (o incluso antes de hacerlo) sólo piensan en montar una tienda de ropa. Otros que se han pasado la vida para conseguir un título al final no le han sacado ningún provecho. Si les gustaba lo que estudiaban ¿por qué motivo no fueron al fin del mundo para encontrar un trabajo relacionado con ello? ¿Acaso fueron perezosos y si no lo encontraban cerquita de su casa desistieron?

A mi me encanta estudiar, sobre todo cuando lo hago por placer, sin obligaciones académicas de por medio. Cuando abro el libro de matemáticas de cou y hago algunos ejercicios, por curiosidad y simple interés, o cuando releo una obra de literatura o me enseño unas frases de inglés es cuando siento que estoy en verdad aprendiendo. El autodidactismo es una forma genial de aprender lo que no pudiste en tus tiempos de estudiantillo y, además, es un conocimiento que hecha raíces. No se olvida con facilidad. En cambio, mucho de lo que estudié en su día en los institutos ha volado de mi memoria.

Los títulos académicos sólo expresan el saber temporal y fugaz conseguido en cierta época de nuestra vida. No representan el conocimiento verdadero ni el entusiasmo auténtico por aprender, al menos eso pienso yo. Valoro muchísimo más la curiosidad espontánea de un niño ante la visión de una nube que cuantos doctorados pueda mostrarme un treinteañero. Y no se trata de envidia por algo que yo no tengo; carezco de títulos de gran nivel, es cierto, pero el mundo y las personas que conozco me sugieren que hay mucha más inteligencia y saber en nuestros interiores que en las placas y cuadros conmemorativos de unos conocimientos que, en muchos casos, se han alcanzado por el simple deseo de tener el título de los cojones.

Menos títulos y más curiosidad natural, venga.

8 de agosto de 2005

Sobre la educación

Ya que en el post anterior sobre los jóvenes entró a última hora la cuestión de la educación, hoy dejaré que otros hablen en mi lugar y que digan lo que piensan al respecto. Sus opiniones serán las mías, en el sentido de que coincido plenamente con ellos. Las siguientes citas abarcan la educación desde muchas vertientes distintas. Educación hay sólo una, pero hay varias maneras de educar, ¿no os parece?

Educar es comunicar conocimientos y promover actitudes que lleven a la madurez personal (Enrique Rojas; psiquiatra español [1949- ])

Creo que la escuela anula más que potencia la capacidad de aprendizaje. No deja a los niños desarrollarse como son porque les llena la cabeza de conocimientos inútiles (Debra Winger; actriz estadounidense [1956- ])

Mi abuelo quiso que yo tuviera una educación, por eso no me envió a la escuela (Margaret Mead; antropóloga estadounidense [1901-1978])

¿Cómo es que, siendo tan inteligentes los niños, son tan estúpidos la mayor parte de los hombres? Debe ser el fruto de la educación (Alejandro Dumas; escritor francés [1824-1895])

Realmente, sólo los padres dominan el arte de educar mal a sus hijos (Enrique Jardiel Poncela; escritor español [1901-1952])

Educar a un niño no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía (John Ruskin; sociólogo británico [1819-1900])


Y ahora estas otras, algunas muy graciosas:



Si cree usted que la educación es cara, pruebe con la ignorancia (Derek Bok)

La educación es una fábrica de ecos controlada por el Estado (Norman Douglas)

La más importante parte de la educación de un hombre es la que se da a sí mismo (Edward Gibbon)

Gracias a la instrucción, hay menos analfabetos y más imbéciles (Albert Guinon)

Lo que cuenta hoy en día es la educación. O va uno a la Universidad o pone uno su negocio de manera que pueda contratar a los que han ido. (Isidro Loi)

Si domas un caballo con gritos, no esperes que te obedezca cuando le hables (Dagobert D. Runes)


La educación, ¿es un arte? Creo que es evidente que sí, pero hoy en día se plantea, por parte de los profesores, como un recurso económico fácil, y por parte de los padres como una obligación engorrosa. Así que las dos partes dejan el trabajo a medio hacer, y para cuando entran en escena los amigotes o lo que es peor aún, la sociedad con sus tentáculos infinitos, el niño o la niña son marionetas totales, dóciles aprendices y futuros acumuladores de datos y saberes superfluos y baladíes.

La educación es lo que nos lleva a ser de una u otra forma, la que nos permite orientar nuestra existencia hacia un destino concreto o, al menos, hacia una anhelante meta. Sin la educación, o con una mala educación, el mundo resbala a nuestro alrededor, pasa de largo y ni nos enteramos. Si la sociedad no se interesa por la educación integral, plural, estimulante y gozosa de las personas que la forman, entonces no queda más remedio que, o abandonar la sociedad, o educarse uno a sí mismo. Gibbon, unas líneas más arriba, tenía mucha razón... y eso que dijo aquellas palabras hará casi 300 años.

7 de agosto de 2005

Preguntas comprometidas

Hace justo una semana, mientras trabajaba, vinieron un par de abueletes muy majos a hacerme unas preguntas. Iban equipados con varias revistas, panfletos y demás parafernalia religiosa. Quise separarme de ellos, pero me cogieron por sorpresa y hasta diez minutos más tarde no pude volver a la tranquilidad.

Me acribillaron con las cuestiones habituales: "¿Cree en Dios?; ¿qué le parece la situación mundial actual?; ¿por qué hay miedo en las personas?; ¿quién gobierna realmente el mundo?". Son preguntas interesantes, no hay duda, el problema es cuando se enfocan todas ellas desde la óptica religiosa. Si respondo "No creo en el Dios religioso convencional", ellos me salen con que Dios está dentro de nosotros aunque no queramos verlo y bla, bla, bla; si digo que "la situación mundial actual es terrible, mucho peor que durante las dos guerras mundiales por la incertidumbre total del porvenir", me vendrán con que el fin está próximo y que debemos unirnos a Dios; si les comento que "el miedo es necesario para vivir, al menos en ciertas dosis, para saber apreciar todo lo bueno que nos ofrece la vida y porque, si no hubiese miedo a nada, la vida sería bastante aburrida", ellos me contestarán que si tengo a Dios en mi corazón nunca tendré miedo y podré vivir felizmente.



Y si, por último, les digo que el mundo está controlado por multinacionales de muy distintos tipos, por gobiernos trajeados cuyas blancas mansiones deciden el futuro de un país o de varios millones de personas, y que hay señores en la sombra dispuestos a todo con tal de mantener sus inversiones y sus beneficios, ellos me dirán que no, que estoy muy equivocado, que aquel que realmente controla el mundo es... ¡SATANÁS!.

Así que mejor quizá callarse, que vendan su historia, y que se vayan por donde han venido, sin conseguir nada más que continuar perpetuando estérilmente (al menos en mi caso) su visión absurda y ciega del mundo. Mira que querer señalar a Satán como el culpable del ataque a Irak o la podrida programación televisiva... .

Además, leyendo por encima uno de los folletos que me dieron, pude constatar con asco y repugnancia infinitas que, y cito textualmente, "los espíritus maléficos se aprovechan de la inclinación pecaminosa del hombre para fomentar la literatura, el cine, y los programas de televisión que ponen de relieve prácticas inmorales y contranaturales en la conducta sexual". Lo que faltaba. No sólo quieren contaminar nuestras vidas con sus rollos morales caducos y ridículos, sino que además no dejan a la gente vivir libremente su sexualidad y elegir a quién quieran para practicarla.

Qué mensajes más pueriles, inmaduros e irrespetuosos los que venden estos sujetos. No pueden proclamar la buena nueva y los deseos de Dios sin meterse con quienes no son como ellos, así que de mí no van a tener ni los "buenos días" que, invariablemente, ofrezco a todos los turistas que vienen y van por delante de mi puesto de trabajo.

Y lo malo es cuántos hay que los siguen a pies juntillas. Qué frágiles somos, Dios mío... .

Una burbuja estelar a 7.000 años luz



Esta fantasmagórica nebulosa perfectamente circular, situada a 7.000 años luz de nosotros (o lo que es lo mismo, una distancia que cubriría el defenestrado 'Concorde' en más o menos 3.000 millones de años...), se encuentra en la constelación de Hércules, que podemos ver fácilmente ahora en verano sobre nuestras calvas hacia las 23:00 horas. Lo importante de esta nebulosa, aparte de su forma extraordinaria y sugerente, es que se trata de un cadáver estelar.

Las estrellas, como nosotros, tienen ciclos vitales, naciendo, madurando y muriendo. Y ésta nebulosa, Abell 39, representa los estadios finales de la vida de estrellas como el Sol, de modo que dentro de miles de millones de años, al Sol le sucederá lo mismo que a Abell 39... claro que para entonces será dificil que alguien esté aquí observando el espectáculo.

Las estrellas están formadas por gases, aunque confinados en su interior en forma de plasma (otro día explicaré en qué consiste el plasma este...). Cuando los astros llegan a término los gases, que hasta ese momento habían sido apretujados en el interior de la estrella gracias a la gravedad, son liberados hacia afuera. ¿Por qué? Porque las reacciones nucleares que tenían lugar en el astro se acaban al consumirse por completo el combustible que utilizan las estrellas, y la gravedad pierde "fuerza", siendo incapaz de mantener a los gases juntos y compactados. El resultado es que la estrella se tranforma, desprende una concha de gas como la de Abell 39 y poco a poco va perdiendo masa (pese a que, en el centro, aún es posible ver la estrella originaria, ya muy poco brillante), hasta que queda convertida en un residuo estelar a la deriva.

Así pues, con Abell 39 vemos qué significa la muerte de estrellas parecidas al Sol. Otras estrellas, más masivas, mueren de otras formas, de las que también hablaré en el futuro... y os aseguro que son muertes más trágicas, espectaculares y terribles. De hecho, a ojos humanos, nada hay en el Universo que no sea trágico, espectacular, o terrible. El Cosmos debe estar riéndose a nuestras espaldas diciendo: "Qué fácil es sorprender a estos humanos". Y tiene toda la razón.

3 de agosto de 2005

Irán y su cielo



Así se veía el cielo desde Shiraz, una ciudad de Iran, el 10 de noviembre de 2004. La Luna, Júpiter y Venus en brillante conjunción.

Ahora me pregunto si el deseo guerrero y militar de los EEUU puede hacer que, en breve, en lugar de estas escenas tan plácidas y maravillosas los iraníes vean por el cielo los rastros y destellos luminosos producto de las bombas, de los obúses y de los misiles.

Espero que reine la coherencia, el sentido común y la conciencia por encima de intereses, imposiciones y avaricias, pero sé lo dificil que es esperar coherencia y sentido común en estos tiempos y cuando se trata de EEUU.

Me fastidia lo sencillo que puede ser todo, lo amistosos que podemos llegar a ser si queremos y lo fácilmente solucionables u obviables que son nuestras diferencias y ver, por el contrario, cómo cada día el terror invade el mundo, tanto debido al terrorismo islámico como al terrorismo de estado o por las acciones militares. Los cielos nos invitan a alcanzar la paz y la fraternidad, pero nosotros seguimos empeñados en vivir con el miedo y el terror constante para con nuestros hermanos.

Manifiesto contra la juventud (I)

Lo que sigue es un ácido e incendiario manifiesto contra la juventud actual. Lo encontré en un libro de Psicología para Bachillerato que tenía por ahí y desde que lo leí comprendí que contenía mucho más de verdad que de mentira o exageración.

Obviamente no responde al cien por cien de la juventud, sólo faltaría eso. Pero sí que puede considerarse como un reflejo bastante aproximado de las actitudes y posturas de los jóvenes hacia el mundo, sus semejantes, y su propio futuro. Hace unos meses, en los primeros días de vida de este blog, hice unos comentarios furiosos acerca de los jóvenes que están en relación con el siguiente manifiesto. Suscribo todo lo dicho por aquel entonces, así como este manifiesto (que fue poblicado en 1992 en la revista "El Europeo"). Habrá quien lo considere excedido o radical, pero si reflexiona verá que hay evidencia suficiente para aceptarlo como esencialmente correcto.

Quizá sólo los jóvenes que se sientan identificados serán los que no estarán de acuerdo. De todas formas, aquí estaré para rebatir encantado a quien sugiera que el Manifiesto erra de pleno respecto a nuestra querida juventud española.


MANIFIESTO CONTRA LA JUVENTUD


1. Contra el síndrome juvenalista que infecta a la sociedad occidental y prestigia el sector más inútil, ignorante, vacío y conservador de la misma.

2. Contra los jóvenes en general de nuestro tiempo, por su actitud llorona y cobarde. Su falta de imaginación y de generosidad. Su pasividad en las propuestas de futuro. Su ovejuna conversión en masas consumistas disciplinadas y acríticas.

3. Contra los estudiantes. Ceporros hibernados en las cárceles del aula, que aceptan todas las vejaciones del sistema con el único motivo de ganar algún dinero el día de mañana.

4. Contra los dóciles lameculos que creen que su juventud es un grado de gracia que les concede el privilegio de la impunidad.

5. Contra los artistas jóvenes. Metástasis funesta, copiones, descerebrados. Satisfechos en sus ridículas aportaciones. Que todavía confían en que el arte sea un mercado.

6. Contra la música juvenil. Contra la industria, los músicos, los grupos tarados. Se os acaba el chollo: hasta los niños se están aburriendo con vosotros.

7. Contra las discotecas. Catedrales histéricas donde el alma juvenil se disuelve en blando infierno. Bebedores de refrescos, zampabollos impotentes...

8. Contra la moda juvenil y su obsesión por las marcas. Jerarquía espúrea, clasismo de calcetín, que es escuela de racismo, ligereza de opiniones y desprecio por el otro.

9. Contra los jóvenes parados. Auténticas marmotas en posición sodomizable. Sacos repletos de autoestima, que no inventan nada, ni se van de casa, ni emigran, ni siquiera se disuelven en el aire. Sólo dejan de llorar mientras están bebiendo.

10. Contra la industria completa del juvenalismo, con sus potingues falsarios, sus modelos desfasados, su mensaje enfermo y mentiroso.

11. Contra los que se obsesionan con el cuidado del cuerpo. Los que pedaleando al infinito en un palmo de terreno disminuyen su grasa y su cerebro. Condenados al fin, acomplejadas bestias, a trotar y a trotar hacia la muerte.

12. Contra los que se cambian de cara, los rejuvenecidos. No nos engañáis, sabemos que sois realmente viejos, a pesar de la máscara.

13. Contra la estupidez general que emerge, fluye, vuela y amenaza con ahogar lo que de humano queda en nuestra arquitectura de la nada.