7 de agosto de 2005

Una burbuja estelar a 7.000 años luz



Esta fantasmagórica nebulosa perfectamente circular, situada a 7.000 años luz de nosotros (o lo que es lo mismo, una distancia que cubriría el defenestrado 'Concorde' en más o menos 3.000 millones de años...), se encuentra en la constelación de Hércules, que podemos ver fácilmente ahora en verano sobre nuestras calvas hacia las 23:00 horas. Lo importante de esta nebulosa, aparte de su forma extraordinaria y sugerente, es que se trata de un cadáver estelar.

Las estrellas, como nosotros, tienen ciclos vitales, naciendo, madurando y muriendo. Y ésta nebulosa, Abell 39, representa los estadios finales de la vida de estrellas como el Sol, de modo que dentro de miles de millones de años, al Sol le sucederá lo mismo que a Abell 39... claro que para entonces será dificil que alguien esté aquí observando el espectáculo.

Las estrellas están formadas por gases, aunque confinados en su interior en forma de plasma (otro día explicaré en qué consiste el plasma este...). Cuando los astros llegan a término los gases, que hasta ese momento habían sido apretujados en el interior de la estrella gracias a la gravedad, son liberados hacia afuera. ¿Por qué? Porque las reacciones nucleares que tenían lugar en el astro se acaban al consumirse por completo el combustible que utilizan las estrellas, y la gravedad pierde "fuerza", siendo incapaz de mantener a los gases juntos y compactados. El resultado es que la estrella se tranforma, desprende una concha de gas como la de Abell 39 y poco a poco va perdiendo masa (pese a que, en el centro, aún es posible ver la estrella originaria, ya muy poco brillante), hasta que queda convertida en un residuo estelar a la deriva.

Así pues, con Abell 39 vemos qué significa la muerte de estrellas parecidas al Sol. Otras estrellas, más masivas, mueren de otras formas, de las que también hablaré en el futuro... y os aseguro que son muertes más trágicas, espectaculares y terribles. De hecho, a ojos humanos, nada hay en el Universo que no sea trágico, espectacular, o terrible. El Cosmos debe estar riéndose a nuestras espaldas diciendo: "Qué fácil es sorprender a estos humanos". Y tiene toda la razón.

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