7 de octubre de 2009

Mira...



Todo está allá arriba... y junto a ti.

No tienes que ir a ninguna parte. Tampoco prepararte con instrumentos, mapas, sillas y demás. Sólo una sencilla mirada, y echas atrás el espacio, y con él, el tiempo. Retornas a un pasado lejano, como lo son todos los pasados, aunque este lo es tanto que quizá rememores tiempos cuando ni tú ni la tierra que pisas existía.

Se hace de noche, vierte el horizonte los últimos rayos de luz. Aprovecha; ahora es el momento. Juguetones cirros se escapan, como a cámara lenta, del influjo de los vientos. Comienza a dominar la oscuridad, y se desperezan astros titilantes en lo alto. Un avión se suma a la fiesta, pero sus luces son desvaídas, vulgares; ignóralas, porque ahora ya sabes dónde están las tuyas.

La parra bate sus hojas al son de la danza cósmica. La araña teje su tela, compuesta por miles de capas concéntricas, mientras por encima de ella brilla el Cisne, y la Zorra parece querer perseguirlo. Se abren las flores del extraño cactus, amarillas y luminosas; saludan a Hércules, que ondula a eones de tiempo de distancia. Un par de gatitos recién nacidos, aún torpes en el andar, se acicalan mutuamente en el instante en que una mano ignorada toca la Lira y unos ojos, nunca vistos, divisan en el horizonte negro como el carbón los movimientos de un Pegaso blanquísimo y eterno.

Oyes ruidos de motores, pero no son nada. Oyes risas de gentes amontonadas y divirtiéndose, a su manera; tampoco son lo que tú eres. Abres la palma de la mano y cubres cinco estrellas; mil galaxias, un tapiz de espacio-tiempo infinito, quién sabe si otros cosmos enteros. Navegas por el espacio, te tomas un vasito de ron al son de las estrellas, y brindas, como siempre haces, levantando el vidrio transparente a la salud de esas almas que resplandecen jóvenes por mucho que los siglos avancen.

¿Te arrepientes? ¿Dudas? No, amiga mía. Éste es tu camino. Pierdes algo, mientras lo recorres; es ley de existencia. Pero vuelve a echar un vistazo, y dime si aquellos otros, los demás, no pierden a su vez esto que tu ahora disfrutas. Y mucho más, aún. Un sendero propio es el camino más difícil de recorrer. Y aunque no lo percibas así, también el más valioso; los peces muertos no sólo siguen la corriente, sino que además no saben que lo hacen, ni hacia dónde se dirigen.

Las luciérnagas estelares te dan fuerzas. Una momentánea luz se abre paso en el tejido atezado, como guiñándote un ojo sobrenatural, divino. Como si te dijera: "Sigue así". Reconforta saber que, aunque carezcas de alientos terrenales, o de pretendientes mundanos, al menos el Universo te ve en la buena vía. Amiga, nunca estarás sola. Ponte las botas, sé valiente y echa a andar. El paso siguiente puede traerte la gloria. Si es que no la posees ya.

Todo está allá arriba... y junto a ti.

(Foto: el Hermitaño)

4 comentarios:

tequila dijo...

Buenas:
segundo intento para comentar...
Leo que las cosas te van bien: terminado período trabajo intensivo. Que tu gatita ha tenido tres cachorros...
Me gustaron las panorámicas de Montdúver y me sigue sorprendiendo tu forma de disfrutar la naturaleza en solitario ( será que soy muy miedosa y en las salidas temo perderme).
Sobre "mira": me encantó. Ojalá un amigo me dijera esas palabras, me calmase con tales visiones, en fin...
Besos y achuchones Hermitaño

elHermitaño dijo...

Pues mira, Tequila, cuando uno se pierde en sus salidas es, justamente, lo que después, una vez ya 'encontrado', más aprecias y valoras. Es el instante del extravío, de pérdida, el más genuino (aunque, claro, también, el más aterrador).

Yo me he perdido (de verdad) un par de veces por ahí, y la sensación es inenarrable. Fantástica, primitiva, y loca.

Me alegra saber que tú también sigues bien, y que te acuerdas de pasar a visitar esta choza humilde, de vez en cuando... :)

Gracias por tus palabras, Tequila, un fuerte abrazo.

Soledad dijo...

Hey, gracias por comentar en mi blog :) . Bueno, con respecto a "Mira...", lo escribiste vos?. Llamame loca o como quieras, pero no puedo evitar llorar cuando leo algunas de éstas cosas de tu blog por que siento que estoy escuchando a mi papá. Suena a palabra de él, a concejo de él, con esos aires bohemios, aunque tu vocabulario es un poco más amplio y 'elegante?'. Pero me encanta. Me hace bien leer éste tipo de cosas. Y espero que no te moleste, pero me guarde un par de textos tuyos para leerlos de vez en cuando. Y la frase "El tiempo es el río en el que voy a pescar..." de HD, pienso que son ironía de la vida, hacia mi... Las palabras 'río' y 'pescador' no las puedo pronunciar sin que se me anude el estómago. Espero algún día poder contarte el porqué.

Descubrí a Thoreau el año pasado, en una clase de filosofía (materia que reprové y todavía la tengo previa) y lo volví a sentir nombrar cuando vi la película Hacia Rutas Salvajes o into the wild. Desde ahí que vengo leyendo ensayos de él, y me encanta. Cambió mi vida, y me enseñó a darle valor a las cosas qe realmente merecen valor, y empezar a ignorar todo eso que yo creía importante y no lo era. Y sólo tengo palabras de agradecimiento a él.
Creo que me extendí mucho jajaja. En fin... espero leerte pronto (: . Que estén muy bien.

elHermitaño dijo...

Soledad:

No sé, por tus palabras, si tu papá todavía está cerca de ti o no, pero no puedo más que decirte que, seguro, buena parte de él está dentro (y fuera) de ti. Eres aún muy joven (permíteme este ligero paternalismo), pero me parece que tienes ya muchas más luces que la mayoría de adultos (que no maduros, hechos, y derechos...). Y me alegra (muchísimo, la verdad...), por lo que me cuentas acerca de cómo es, que mis palabras te recuerden a él.

Me dejas algo inquieto, y curioso, con las connotaciones para ti de la frase de HDT. Ya me contarás (si quieres, desde luego)... estoy, ya, muy impaciente.

Disfruto cuando alguien aprecia a Thoreau, porque le veo como a un hermano del alma. Y estoy contento de que alguien como tu (quizá sea algo misógino, pero es lo que pienso), es decir, una chica joven, le tenga estima. Es raro, algo precioso, y que merece la pena conservarse.

Me encantó tu comentario. Ésta es tu casa (ya lo sabías); abre la puerta de la cabaña cuando quieras... ;)

Una abrazo, amiga.