2 de agosto de 2010

Empleo y plata



Estar sin trabajo, visto con los ojos de otros, sería una tragedia; para mí es la gloria, el cielo, el paraíso total. Vale, no agrando la cuenta, no pasa moneda alguna por mis manos y el fajo se reduce sin parar... Pero no importa; así lo prefiero. Veranos atrás la pasta se amontonaba poco a poco y yo no podía vivir (achaques, diarreas, mal genio, hastío...); ahora que no la veo, que he dejado de perseguirla y empieza a desaparecer lentamente, todo recupera lo mejor de sí mismo, y uno puede centrarse en el cuento de vivir. Y, sólo entonces, este chiste que dan por llamar vida vuelve a tener gracia.

Es lo de siempre, ya se sabe: la gente no sabe vivir sin trabajar; pero yo si trabajo nunca sé cómo vivir. No importa lo que haga (peón industrial, recepcionista, repartidor...); el estómago lanza maldiciones, la rebelio carnis se pone en marcha y acabo desencajado, arruinado y deshecho. Una porquería de hombre, un renacuajo, un pordiosero. Me pierdo y sólo sé que me encontraré cuando todo acabe. El mundo (este, el que nos dan, no el de verdad, el que está ya hecho para disfrutarlo) no es para mí. Yo sólo quiero vivir, no que me aten a la silla eléctrica y pidan, encima, que yo mismo apriete el botón...

Ellos (ya sabemos quiénes son) tienen su mente puesta en el de “nueve a cinco”, las vacaciones, la “educación” (¡ja, ja y ja!) de sus hijos, las puñeteras facturas y los préstamos a devolver, el añorado carruaje nuevo, el dilema de la decoración del pisito... Y, claro, todo ello requiere trabajo, detenerte en nóminas, cobros, pagarés y recibos. Cavilas cómo puedes trabajar menos, ganar más, pagar lo mínimo, pero sin parar jamás, sin dejar que pase un tiempo improductivo, baldío en capital y huérfano en ganancias. Y entonces, sin darte cuenta, ya te han pillado, te han cogido bien por los huevos y te amarran para no soltarte de ningún modo. Y tú, sin casi quererlo, arrastras a tu familia, a esos que tanto dices que quieres, al mismo hoyo, a la misma mierda, los embadurnas bien de por vida con ella, y cuando están a punto de clavar las últimas tachuelas en tu ataúd, sonríes, te despides con un “adiós” sentido y esperas que todo les vaya muy bien. Sí, muy bien señor mío, así se hacen las cosas.

Y, tal vez en el más allá, lo sepas. No todo, sólo una parte, pero la que importa: que nada valía tanto la pena como la vida. Y que lo que tratamos de obtener para llenarla, ponerla guapa y darle un toque de carmín, convirtiéndola en una estrella de cine, no era más que un repugnante disfraz, para cubrir su rostro, y que no pueda mirarnos directamente. Eso no es la vida, es un circo. Y el circo, aunque fabuloso y romántico, es falso. Como falsos somos algunos.

El trapo no es nada. El motor no es nada. El ascenso no es nada. El botín no es nada.

Las estrellas lo son todo. La Luna lo es todo. La araña lo es todo. La sonrisa (auténtica, no demacrada, no brotada de la impostura) lo es todo. El abrazo de un niño lo es todo. La caricia de la (o del) amante lo es todo. El incienso de una iglesia lo es todo. La ladera de la montaña lo es todo. La silueta de un cuerpo desnudo lo es todo. ¿Sigo?

Olvídalo, y hazlo olvidar. Que no vale nada, que no es nada. Que no te pille. Ni a los tuyos. No huyáis nunca, pero ignoradlo siempre. No le escuchéis. Viene a por nosotros. Unos caerán. Sufriremos, pero a lo mejor podemos ganarle, algún día.

Espero que, quizá, tú también.

(Imagen: El Hermitaño)

1 comentario:

el ecologista dijo...

Hermitaño este post lo escribiste el año pasado en agosto, espero que hoy sigas en lo mismo porque el mundo en europa y en USA ha dado un vuelco ,los dueños de la cueva de "aliba-bank" nos han puesto zancadilla y USA esta en quiebra declarada y el euro tiene la misma enfermedad contagiada por los mismos, despues de leerte calmadamente tienes razòn, la verdad para VIVIR se necesita poco. EL MAL ESTA EN VARIOS ISMOS A SABER:El consumismo, el cristianismo ,el conformismo, y a esos agregale la "unoporcientocracia" vigente desde hace 800 años y tu y yo sin darnos cuenta les hemos hecho el caldo gordo.Porque debemos el auto, el piso, el menaje, la ropa, la educacion de los hijos y las jilipolleses de lo que apenas vamos a gastar en navidad, tu no te quejes y sigue adelante mientras tengas para la gasolina y luego a golpe de zapato porque ¿quien eras hace 100 años ? y ¿quien seras dentro de 50? acuerdate del viejo y el mar del borrachote HEMINWEY.Salu2