25 de octubre de 2005

Luces de vida y muerte



Estos extraños filamentos de gas violáceo son los últimos restos físicos de una estrella, que explotó hace 160.000 años en las cercanías de la Gran Nube de Magallanes, una galaxia enana satélite de nuestra Vía Láctea.

Esparcidos por el espacio desde la explosión, estos restos atestiguan una muerte estelar espectacular; la estrella que antaño mantenía estos filamentos de gas en su ardiente interior era mucho más masiva que el Sol.

Murió porque fue incapaz de sostenerse a sí misma por más tiempo; era demasiado gigantesca, demasiado descomunal, y los gigantes de gas del Cosmos, aunque espectaculares, viven poco, porque requieren mucha energía, y las despensas se agotan pronto. El Sol, aunque más modesta, está destinada a vivir miles de millones de años más, hasta una vida total de casi 10.000 millones de años.

Sin embargo, esta materia expulsada al espacio, como el postrero signo de la existencia de una estrella masiva, será de nuevo útil en el Universo; servirá para otros astros, que adherirán el gas en expansión, rico en elementos pesados (los que permiten la formación de planetas y vida), a su propia creación, con el resultado de una constante perpetuación de la materia, entre puentes temporales de millones de años. Una estrella muere y el reciclaje cósmico se pone en marcha; con el tiempo, nuevas estrellas heredarán esos mismos materiales, prolongando la vida del Universo y permitiendo, entre otras muchas cosas, la presencia de este mundo azul y las innumerables especies animales y vegetales que lo pueblan.

(P.D.: Por cierto, con este hacen 100 posts publicados desde que este blog existe. Gracias a todos los que, por una razón u otra, habéis ido a parar en algún momento a estas páginas y muchas gracias también a los que habéis 'perdido' parte de vuestro precioso tiempo intercambiando conmigo vuestras opiniones. Gracias, de verdad:)