1 de diciembre de 2005
Savia nueva
El ave fénix renace de sus cenizas; así me encuentro hoy. Tras dos meses en los que he sido más un zombie que una persona, hastiado de lo que me tocaba hacer, por ser mucho y muy pesado, ahora renazco, aun sin ser primavera, porque pese a que todo continue externamente igual, he mudado de piel. Cuando ví por primera vez las dificultades por las que tenía que pasar, me atrofié, me hice pequeño, reprimido, asustado. No podía imaginarme la de obligaciones que tenía que cumplir, y todo por una simple cuestión de mala suerte. Un giro del destino y ¡zás!, la vida que habías llevado hasta entonces queda hecha pedazos.
Pero en este tiempo he visto lo bueno, lo saludable, hasta lo maravilloso que puede suponer que las cosas se tuerzan hasta donde no creías posible. Se me han abierto los ojos en muchos sentidos y ahora, pese a continuar sin tiempo, pese a las obligaciones, pese a las ocasionales malas caras, pese a todo lo que supone no poder vivir tu vida como te gustaría hacerlo, estoy feliz. Tal vez el día haya influido; no había visto un cielo como el de hoy en mucho tiempo, de un azul inmaculado y penetrante (soy de los que se queda embobado viendo el paso de una nube o esplayándome ante la presencia de Ra). Pero, en cualquier caso, rezumo optimismo: no sólo porque mi madre mejore, porque vuelva a tener mis ratos de 'ocio' (que nunca son tales, en realidad) y porque note que lo que hay a mi alrededor me sonríe, sino porque comprendo lo bien que estoy, lo fascinante que es la vida en sí misma (fregonas y cacerolas incluídas...) y lo sencillo que es sentirse a gusto con uno mismo y con el mundo.
Antes ya conocía todo eso, obviamente, pero a veces uno necesita una buena zurra para captar su verdadera importancia.
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3 comentarios:
Gracias, amiga.
En parte, mirando al cielo mientras me dormía he conseguido levantarme. Supongo que comprender nuestra insignificancia, lo poco importantes que somos a nivel cósmico, nos causa un estado de profunda humildad. Y esto provoca que veamos los problemas y las dificultades como algo menos trascendental, y más soportable.
Saludos.
Creo que todo lo que nos pasa, al final y si nos lo tomamos con tranquilidad, lo que hace es enriquecer nuestra vida y nuestra forma de pensar, haciéndonos cada día más maduros y experimentados.
Saludos
Enjoyed a lot!
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