5 de junio de 2005

El día del medio ambiente. ¿Y qué?

¿A quién le importa una mierda el medio ambiente?

Sólo valoramos aquello de lo que carecemos, y hasta ahora el ambiente no nos ha privado de mucho. Vivimos en la tierra de la abundancia, entre campos y campos de alimentos, industrias florecientes y mercados llenos a rebosar. Vemos todo eso y pensamos que nada puede ir mal, que con tantos manjares arrancados de las entrañas de la tierra la humanidad tiene el futuro asegurado. Miramos nuestras neveras repletas, las máquinas trabajando en los bancales y las fábricas a todo gas. Mientras ello siga así, ¿para qué preocuparnos por el medio ambiente?

El problema vendrá cuando las cosas empiecen a ir mal. Es más, ya van mal, muy mal, pero el ciclo de producción, distribución y consumo se mantiene estable. Por lo menos, en nuestros estrechos esquemas domésticos. Las dificultades no tardarán en llegar, ¿y entonces qué? 'Don´t worry', dirán algunos; el ser humano siempre ha encontrado soluciones a sus problemas, ¿por qué va a ser diferente en este caso?. Aquellos que hayan tenido una vida muy material, muy arropada y segura, aislada de las estrecheces sufridas por otros, serán los que peor la pasarán. Y, lamentablemente, serán muchos.


La Tierra. ¿Podremos conservarla? Posted by Hello

La fertilidad de los campos, la contaminación, las sequías, la escasez de recursos energéticos (uf, sobre esto hablaré dentro de poco, es un tema que me estremece el alma), el posible cambio climático (otro que trae mucha tela), todo ello nos afectará de una manera muy directa (mucho más que en la actualidad). Y no se trata de ser agorero o sensacionalista; los cambios son lentos a nuestros ojos, pero ya están sucediendo.

Pero, ¿cómo va a afectarnos todo eso? ¿Lo hará a nuestro bolsillo, a nuestra cuenta corriente, a nuestras vacaciones o, quizá, a nuestros hijos? Nosotros, hijos de la sociedad capitalista, ¿qué podemos hacer? ¿Coger el coche seis días a la semana en lugar de siete? ¿Cerrar el grifo cuando nos bañamos, dos minutos antes que ayer? ¿Decirle al hijo pequeño que vaya a pie a clase y deje en paz la 'scooter'? ¿Comprar alimentos ecológicos? ¿Edificar casas bioclimáticas? ¿Qué, por Dios? Soy optimista por naturaleza, pero no veo salida; nuestras costumbres están tan arraigadas, nuestros consumos son tan exagerados, nuestras necesidades tan desmesuradas, que mi visión del futuro es pesimista. Según lo que veo, según el entusiasmo de la gente, no me queda más remedio.

Aunque tampoco es cuestión de mirar para otro lado; yo mismo vivo en una casa que dispone de dos vehículos, una pequeña residencia de verano con piscina (pese a que hacemos un uso razonable y siempre aprovechamos hasta la última gota), empleo gran cantidad de electricidad (por ejemplo, mientras escribo esto) y etc, etc, etc. Incluso los más idealistas, los más ecologistas, los mayores defensores de la naturaleza están dentro del sistema, siguiendo el juego y jodiendo al medio ambiente cuando les interesa. Eso es así, por el momento no se puede cambiar.

Cierro ya, creo que es suficiente. Hoy, 5 de junio, es el día del Medio Ambiente. Actuemos localmente, sí, pero actuemos ya, no nos durmamos en los laurales. El reto es mayúsculo, tiene visos de utopía. Mucho me temo que este siglo XXI verá en efecto un cambio. De nosotros, a partir de este mismo segundo, depende si será positivo o no.

12 comentarios:

arbiera dijo...

Buen post.
Y si, hay que coger el coche seis días en lugar de siete, cerrar el grifo y hacer andar a los niñatos. Todo el mundo tiene que hacer todo lo que pueda. Desde ya. Los cambios no son tan lentos. No se puede esperar más. ni ver si con lo que haga el vevino basta.

arbiera dijo...

Era vecino, claro. ;)

elHermitaño dijo...

Cierto, pero la sociedad o despierta o todo se va a la mierda. De ella depende todo, en realidad.

Empiezan las protestas, el deseo del cambio, y al poco se verán resultados. Pero es complicado para quien trabaja 9 horas al día y llega a casa cansado. Esta gente no está para coger la pancarta y protestar, sino para relajarse y recuperar fuerzas para el dia siguiente. Y así avanzar es muy dificil.

Saludos.

arbiera dijo...

Pero que no. EL que trabaja nueve horas tiene que apencar también. Cada hombre, por el mero hecho de serlo, tiene la responsabilididad de implicarse en ese "cambio".
No hay que coger una pancarta, hay que actuar. Repito una vez más: "res, non verba"

elHermitaño dijo...

De acuerdo arbiera, pero ten en cuenta qué mueve a la gente: cambios políticos, injusticias en forma de guerras, mala gestión económica... es complicado que al ciudadano de a pie le motive instigar un cambio global en cuestiones medioambientales, porque tiene otras muchas preocupaciones por enmedio.

Por la pancarta empieza todo, creo yo. Hazle saber a tu gobierno que no estás de acuerdo en algo (no solo tú, miles o millones más como tú) y entonces seguramente el cambio que pides tendrá lugar; aunque, claro, viendo lo que sucedió en 2003 con propósito de la Guerra de Irak uno empieza a dudar.

Yo veo complejo que cualquier persona "del montón" tenga fuerzas y estímulos sufucientes para emprender un cambio como el que comentamos. Les preocupa otras cosas, más superficiales y más próximas a su vida doméstica.

Sin embargo, es cierto que el cambio de mentalidad (y de acción) deberá ser auspiciado por este tipo de gentes, que son la mayoría. Mientras quienes lo intentemos seamos cuatro pringaos como nosotros la cosa estará muy chunga.

Saludos.

arbiera dijo...

Yo creo que somos más de cuatro pringaos.
Tú mismo pones el acertado ejemplo de la guerra de Irak: los gobernantes pasan ampliamente del pueblo llano. "Democracia" es tan sólo una palabra, vacía de significado. El gobierno y el capital es una y la misma cosa, por eso no debemos esperar a que nadie "de arriba" tome medidas para iniciar ningún cambio. Tiene que ser cada persona por sí misma. Claro que sería bueno que valores como respeto por el medio ambiente, solidaridad u otras de esas palabras que suenan tan bien, se enseñaran en los colegios y en los hogares. Pero no es así (más allá de cuatro chorradas que quedan bonitas).
Y no es así porque eso atentaría contra el sistema.
Por eso es el propio sistema el que se ocupa de mantenernos pegados a cosas más "próximas a nuestra vida doméstica": cambiar de coche, comprar una casa más grande o estar delgaditos cuando llega el verano.
En el fondo somos como borregos, y merecemos la extinción. Pero ojalá abramos los ojos y aprendamos a discernir lo verdaderamente importante.

Un saludo.

elHermitaño dijo...

Completamente de acuerdo con todo lo que has dicho, amiga, excepto en esto:

"no debemos esperar a que nadie 'de arriba' tome medidas para iniciar ningún cambio. Tiene que ser cada persona por sí misma'.

Y no es que no esté de acuerdo, en realidad, es que me parece que los cambios verdaderos de cara al mundo, pese a surgir de cada uno, no tienen relevancia si no son expandidos y agrandados mediante alguna forma de protesta que presione al gobierno de turno. Yo puedo tener muchas ganas de que pongan unas vallas antiruido en la autopista para poder disfrutar un poco más del silecio, pero ¿tú crees que van a hacerme caso si les mando una amistosa carta al ayuntamiento? No. Hacen falta muchos como yo para arrancar a los mandatarios de su sopor. Cada uno puede aportar su grano de arena, claro, pero sin la masa no vamos a ningún sitio.

Y conste que yo odio la masa siempre (excepto en manifestaciones y conciertos, tal vez), pero creo que es así como se producen los cambios. Las ideas y la esencia del cambio ciertamente nacen de uno mismo, pero sólo se ponen en práctica si nos unimos y les decimos cuatro cosas a los peces gordos. ¿O no?

Saludos y abrazos:).

arbiera dijo...

Sí, pero no queramos correr sin saber andar primero. La gente va a su bola, así que primero es necesario un cambio individual. Y luego, podemos ir todos juntos a vocear a una plaza. Aunque dudo que nadie nos haga caso. Una cosa es poner unas vallas en la autopista, a eso te dirían que si aunque las pidas tu solo. Otra muy distinta es pedir cambios que afectan a la sociedad pero, sobre todo, a la economía. Tal vez si los políticos no fueran los principales accionistas de empresas que está fehacientemente demostrado que dañan al medioambiente o explotan a mujeres y niños, escucharían lo que la gente tiene que decir.
No tengo ninguna fe en la actuación de los políticos. Si alguna vez se dignan escuchar la voz del pueblo al que pisan, será porque el pueblo se haga oir por las malas.

Saludos

elHermitaño dijo...

Cierto todo, pero ¿cómo va a cambiar la gente? (vaya, este el meollo del tema, ¿no te parece?). ¿Cómo va a ser posible una transformación de lo que es importante para cada persona?

Yo creo que será necesario un drama, un escenario de terror o algo por el estilo, un momento que nos haga reflexionar a todos acerca de el camino que estamos siguiendo y el que verdaderamente deberíamos seguir.

Sin una situación límite (por ejemplo, lo sucedido el 11-M) no habrá cambio real, una perspectiva de transformación verdadera. La gente es, con todos los respetos, un poco vaga (yo el que más) y le cuesta salir de los esquemas, de las directrices habituales. Sólo con un cataclismo (del tipo que sea) es posible, a mi juicio, que se inicie el cambio de mentalidad.

Para algunos de nosotros eso no ha sido necesario, pero quizá sí lo sea para la masa crítica.

Saludos y abrazos.

arbiera dijo...

Un cataclismo, eso es exactamente lo que te digo en el comentario al otro post. Creo que la misma inercia del mundo en que vivimos nos llevará a ello.
Bueno, tal vez estamos desbarrando un poco.
Pero yo no pierdo la esperanza de que un día despertemos.

Saludos

elHermitaño dijo...

Puede ser, sólo espero que no despertemos cuando ya sea demasiado tarde y tengamos el problemón encima.

Saludos.

Anónimo dijo...

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