19 de abril de 2006

Regalos caídos del cielo



Hoy se cumple un año desde que empecé a publicar estas reflexiones, opiniones y revelaciones acerca de mí mismo, el mundo y el Cosmos. Cuando inicié el camino, sin saber muy bien hacia dónde me llevaba, sentía que podía pasar de todo: cansarme a los cinco días, obsesionarme con la idea de publicar a diario, terminar odiándolo... . Por suerte, nada de ello ha sucedido. Pese a los altibajos, obligados por asuntos de trabajo o de infortunios informáticos, siento que esto aún está fresco, que aún tiene mucho (casi todo, de hecho) que ofrecer. En un año han sucedido muchas cosas, pero lo importante es seguir luchando, abriendo sendas, acercando lo lejano y anhelando esos sueños que tan utópicos parecen.

Recuerdo que hace un año estaba en la biblioteca, pasando las hojas de una revista de divulgación fácil, y me encontré con algo relacionado con los blogs. Me tentó; se lo comenté a un amigo, y me dijo que en su caso se creía demasiado vago para llevar cierta regularidad (hoy, sin embargo, escribe casi a diario...). Yo supe que era una oportunidad para mejorar, para aprender y, sobre todo, para compartir. Y así ha sido.
Hasta el momento, se han publicado más de 140 posts, dos cada cinco días de media, algunos un tanto superficiales (lo reconozco), otros más logrados, y unos pocos que me sorprende incluso a mí mismo el haberlos escrito, por su profundidad y calidad (modestia aparte).

Ha caído por aquí un poco de todo: mucha Astronomía, algo de filosofía, un poquito de política y religión, aspectos personales, rabias, felicidades... . Para dar más variedad, es posible que incluya en el futuro algunos comentarios literarios o de crítica cinéfila, dentro de mis modestos conocimientos y percepciones. Al mismo tiempo, quizá inserte algunas reflexiones del pasado, que conservo gracias a un voluminoso diario personal (más de 2.000 páginas en apenas siete años...), y que me gustaría compartir con los escasos pero siempre bienvenidos errantes virtuales que pasan por esta página dejada de la mano de Dios.

Para mí, tener un blog ha sido un regalo, un obsequio inesperado, cortesía de no sé muy bien quién, y al que le estoy sumamente agradecido por permitir que cuando me dé la gana pueda yo verter a la red mis más sinceros, sangrantes, trascedentales y personales delirios.

Un blog es un regalo caído del cielo, y hay que aprovecharlo.