22 de noviembre de 2005

Paul Feyerabend; lindando con la herejía

Por lo tanto, la ciencia está más cerca de la mitología de lo que la filosofía de la ciencia estaría dispuesta a admitir. Es solamente una de las muchas formas de pensamiento desarrolladas por el hombre, y ni siquiera necesariamente la mejor. Es conspicua, ruidosa e impúdica, y además sólo es intrínsecamente superior para aquellos que se han decidido previamente a favor de cierta ideología, o que la han aceptado sin antes examinar sus ventajas y sus límites. Y como la aceptación o el rechazo de ideologías debe ser un asunto individual, la separación del Estado y la Iglesia debe suplementarse con la separación del Estado y la ciencia, que es la institución religiosa más reciente, más agresiva y más dogmática.

Feyerabend, filósofo estadounidense de origen austríaco (1924-1994), llega aquí a un momento cumbre de toda su aportación sobre la teoría del conocimiento humano: debemos considerar como válidas, o al menos darles una oportunidad, a otras disciplinas de saber humano que hasta ahora se han visto ahogadas por el peso de la Ciencia. La Ciencia parece ergirse como la panacea del conocimiento total, verídico y objetivo, pero no hay que dejarse engañar; puede ser útil en ciertos campos, incluso hasta el mejor método posible, pero no es, en absoluto, la única forma de conocimiento. Quienes desprecian el saber logrado por otros caminos, por absurdos e ilógicos que parezcan, están cegados ante el estamento y el método cientifico, ante el racionalismo a ultranza.

Claro que aunque esté en esto de acuerdo con Feyerabend, también disiento ampliamento con él cuando afirma que hay que darle el mismo respeto y consideración a la ciencia que, por ejemplo, a la astrología. Ésta tiene su función, resulta útil e interesante para algunos, representa incluso cierta filosofía de vida, pero no está capacitada para informar verídicamente a cerca de la influencia entre los astros y nuestra existencia por la sencilla razón de que emplea métodos, conocimientos y procedimientos matemáticos de miles de años de antigüedad. No es que el saber milenario esté equivocado, sino que dotar de aureola científica a la Astrología, como muchos han hecho, es errar de plano en lo que implica la propia Ciencia y desconocer cuál es el procedimiento que esta emplea para conseguir conocimientos.

Una opinión de los límites de la Ciencia como la que poseía Feyerabend, con su estilo directo y agresivo, poniendo en tela de juicio la verdadera utilidad de la Ciencia como método único y totalizador del saber humano, rayaba en la herejía. En su día no fue comprendido por muchos, pero sus enseñanzas están bien claras: no debemos creer que en la racionalidad está todo el conocimiento. El arte, la mística, la literatura, incluso ciertas disciplinas y prácticas mal vistas hoy día por la comunidad científica (como la famosa homeopatía o el vudú), pueden representar verdaderos focos de saber, tan válidos y útiles como puedan serlo las enseñanzas de la ciencia convencional.

Siempre se trata de lo mismo; hay que expandir y englobar nuestra visión del Universo y de nosotros mismos. Con la Ciencia tenemos una parte de esa visión, en efecto, y es muy interesante lo que con ella podemos llegar a descubrir. Pero aumentemos la perspectiva, adoptemos más posturas, captemos nuevas ideas, abramos mentes y corazos hacia los lados del saber empírico y racional y quizá llegemos a poseer un conocimiento que ahora tan sólo soñamos. Así es, expandámonos, abarcando cada vez más, dispuestos a aprender sin límites, sin dogmas, sin las ataduras de lo que consideramos lógico o correcto.

No desechemos la Ciencia, porque ello es un gran error, pero no desechemos tampoco lo que esté más allá (o más acá) de ella, porque entonces estamos cometiendo un error aún mayor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo contigo no hay que olvidar nunca la ciencia, valorada como conocimientos empíricos demostrables y constatables, pero tampoco hay que desechar a priori otros sistemas de conocimiento que quizás nuestro cerebro esté en disposición de recibir pues no lo utilizamos al máximo, pero no está en disposición de explicar todavía aunque si de aprovechar, hay que tener cuidado eso sí pues los charlatanes vendiendo seudociencia abundan. No estoy de acuerdo con la Astrología tal y como se conoce en la actualidad, pues me parece otra forma de religión, otra forma de mirar a los problemas del que yo no participo, aunque respete todas las religiones y todas las formas de interpretar el mundo.
Un saludo

elHermitaño dijo...

Hay un problema sobre esto, chusbg: tanto la ciencia como la filosofía son saberes racionales; los conocimientos que puedan conseguirse por otros métodos son considerados "irracionales" por científicos y gente afín a ellos.

Esto es peligroso, porque hay que ser muy cuidadosos y saber exactamente qué implica que un saber sea irracional. Según la RAE, irracional es algo que carece de razón, que es opuesto a ella.

Si consideras a la razón como el único medio para alcanzar conocimiento, entonces todo lo que se aprenda fuera de ella no es útil, no es verídico. El término irracional se emplea mucho hoy en día; todo aquello que no nos gusta o nos parece extraño, aquel saber que ha sido alcanzado por medios ajenos a procedimientos puramente científicos, es tildado irracional.

Es un tema complejo; entran en juego los límites del conocimiento, los métodos para alcanzar saberes y, en general, todo lo relacionado con la epistemología.

Pero, ciertamente, hay que ser críticos con la Ciencia; no es la panacea absoluta, y no debemos cerrarnos a otras posibilidades.

Saludos.