28 de noviembre de 2005

Término



Adiós, estrella. Resplandeces con los últimos rayos de tu luz mortecina y solitaria. Acabas tu vida, finalizas el camino, sientes que has llegado al término. Rebotas sobre tí misma, te inmolas para deshacer la materia que has robado de otros lugares, y la expulsas en una orgía de gas. Nutrirás el vacío allá por donde pases, en tu postrera expansión, y los embriones estelares agradecerán tu aportación. Sales al exterior, declinas toda invitación, sabes que se acerca el clímax, anhelas el momento de expirar.

Has concluido el recorrido que te marcaste; te sientes orgullosa, feliz, por haber cumplido contigo misma. Has sorteado dificultades y enfermedades, has dejado escapar lágrimas de vapor, pero en tu juventud nada fue capaz de pararte. Fogosa, rebelde, enérgica y descarada, iluminaste la oscuridad con relámpagos y centellas. Había muchos otras a tu alrededor, pero no brillaban; y las que hacían, carecían de la chispa, la marca que señala a las que tienen algo especial. Tú tenías esa marca, y la lucías como nadie.

Ahora te apagas, te marchitas y te desvaneces; pero el tiempo siempre ha llegado lento hasta tí, como adormecido, y apenas te ha afectado. Aún resta media eternidad para tu adiós. En el tránsito hacia el ocaso perenne, mutarás por fin y arrojarás tu ser a la inmensidad. Otras recogerán tu semilla, aunque tu fruto era único en toda la Creación. Rodeando astros, esquivando cometas de largas cabelleras, absorbiendo guijarros interplanetarios, escaparás para siempre, y tu esencia, la que nos hizo enloquecer, se confundirá con los pársecs y los eones, para escindir este mundo en dos y partir hacia el infinito.

Nos veremos allá lejos, donde nada tiene nombre y donde todo es idea, sentimiento y verdad.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

best regards, nice info
»

Anónimo dijo...

Enjoyed a lot! »

Anónimo dijo...

Excellent, love it! »